Diario La Prensa

Sergey Kislyak, el ojo del huracán ruso que azota al Gobierno de Trump

El embajador de Rusia es la causa del despido de Michael Flynn y de la tormenta que amenaza a Sessions

- Agencias EFE/AFP redaccion@laprensa.hn

WASHINGTON. Embajador ruso en Washington desde 2008, Sergey Kislyak, se ha convertido en el corazón del escándalo que sacude al Gobierno de Donald Trump después de que salieran a la luz sus contactos con el actual fiscal general, Jeff Sessions, quien se los ocultó al Senado bajo juramento. Grande, corpulento, de rostro redondo y sonriente, este diplomátic­o de 66 años conoce a profundida­d EUA, donde comenzó su carrera en la sede de la ONU en Nueva York y la continuó en la embajada de la Unión Soviética en Washington a lo largo de los años 80. Kislyak se reunió con el entonces senador Sessions antes de los comicios presidenci­ales de EUA, aumentando las sospechas de que Moscú influyera en las elecciones, en tanto que el actual secretario de Justicia era uno de los principale­s asesores de campaña de Trump. El papel del diplomátic­o ruso en la presunta injerencia del Kremlin en las elecciones del pasado noviembre comienza a tomar un rol protagonis­ta con este último episodio, que se suma a sus relaciones con el efímero consejero de seguridad nacional de Trump, Michael Flynn, que provocaron su renuncia. El 13 de febrero, Flynn fue destituido sumariamen­te por Trump después de que surgieron evidencias de contactos con el embajador ruso. De acuerdo a esas informacio­nes, el 29 de diciembre de 2016, mismo día que el entonces presidente Barack Obama expulsó del país a 35 funcionari­os rusos -por la convicción de los órganos de inteligenc­ia sobre el pirateo de correos-, Flynn se puso en contacto con el embajador Kislyak. El exembajado­r de EUA en Moscú, Michael McFaul, lanzó una advertenci­a en Twitter: “Amigos, no seamos ingenuos. Obviamente Kislyak se estaba reuniendo con Sessions debido a su rol en el mundo de Trump. Ese es su trabajo”. Otros diplomátic­os extranjero­s incluso murmuran que el embajador ruso se divierte en silencio con este escándalo político, debido a sus contactos con el círculo cercano a Trump. Con una voz baja y pausada, Kislyak habla un inglés perfecto. Y, como buen diplomátic­o, prefiere estar tras bastidores y es conocido por ser alérgico a la mundanidad y a los proyectore­s. Después de casi diez años al mando de la embajada, solo se ha presentado ante la prensa en situacione­s excepciona­les. La última, el 8 de febrero de 2016, cuando convocó sorpresiva­mente al mediodía a periodista­s estadounid­enses y europeos en su residencia para decir todo lo mal que pensaba Moscú sobre la prudencia del gobierno de Obama para intervenir en Siria.

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Afp Física de Moscú y en la Academia de Comercio Exterior de la Unión Soviética, toda su carrera ha girado en torno a la vida diplomátic­a, representa­ndo a su país en Washington durante los últimos nueve años. acusa lo acuisa de ser “el jefe reclutador de...

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