¿Manipulados?
El poder es muy apetecible, y si se saben mover con estrategia las fichas del tablero y se tienen pocos escrúpulos, es tremendamente rentable. Es por esta razón que los políticos están dispuestos a hacer cualquier cosa por alcanzar el poder, incluyendo, por supuesto, el robarse la elección con técnicas muy poco honestas. La manipulación y la complicidad a través de los medios de comunicación es una de las opciones más factibles para poder lograr este objetivo. Ante la falta de análisis crítico por parte de los votantes, es más viable poder influenciar en la mente de ellos y de esta forma no pueden ser evidenciadas sus artimañas. Además, con la repetición constante de spots logran calar en el subconsciente de las personas formando la tendencia de creer en lo que dicen, utilizando las coyunturas existentes para crear “soluciones” que solo estos darán si votan por ellos. O mejor dicho, creando problemas que afecten al pueblo y cuando logran formar esa realidad oprimente, llegan con sus escenarios ideales y sus discursos persuasivos para poder aumentar la popularidad. Dicho método es conocido como “problema-reacción-solución”. Y si con estas opciones no se puede convencer a la mayoría, recurren a otro método: “manipular el conteo”. Stalin dijo: “Lo importante no es quién vota, sino quién cuenta los votos” frase que sigue vigente en el país ante el constante recuento fraudulento de las papeletas en cada elección. Y esto cada vez es más utilizado y que sin ningún descaro hacen perceptible el engaño por parte de los involucrados que quieren lograr llegar a sus intereses. Da igual el país, no importa el partido político o sus candidatos, en la política moderna todo es válido con tal de ser el elegido y, con ello, poder disfrutar de la droga del poder.