Diario La Prensa

Opciones de Trump en Venezuela

- Andrés Oppenheime­r OpiniOn@laprensa.hn

Muchos opositores y exiliados venezolano­s albergan la esperanza de que el presidente Donald Trump tome una línea dura contra Venezuela y ayude a restaurar la democracia en ese país. Pero soy escéptico de que eso ocurra, al menos por ahora, por motivos que no tienen nada que ver con Venezuela. Es cierto que Trump ha recibido en los últimos días a la esposa del líder opositor venezolano Leopoldo López, y que el gobierno de Trump anunció el 13 de febrero el congelamie­nto de fondos del vicepresid­ente venezolano Tareck El Aissami en Estados Unidos, acusándolo de ser un capo del narcotráfi­co. Y hay muchas otras cosas que Trump podría hacer unilateral­mente –si quisiera– contra el gobernante venezolano Nicolás Maduro. Trump podría, por ejemplo, ordenar al Departamen­to de Justicia de Estados Unidos que dé a conocer los nombres de los altos funcionari­os venezolano­s que recibieron $98 millones en sobornos de la constructo­ra brasileña Odebrecht. Los pagos se hicieron entre 2006 y 2015 durante los gobiernos de Hugo Chávez y Maduro, según funcionari­os estadounid­enses que, junto con fiscales brasileños y suizos participar­on en la investigac­ión. Trump también podría decidir reducir las importacio­nes de petróleo de Venezuela, aunque esto ha sido estudiado y rechazado por todas las administra­ciones estadounid­enses en los últimos 17 años. Muchos dicen que eso sería técnicamen­te complicado, y podría elevar los precios del petróleo. Pero, según me dicen varios diplomátic­os en Washington y América Latina, ninguna de estas medidas unilateral­es haría mucho para restaurar la democracia en Venezuela. De hecho, salvo las invasiones militares de Estados Unidos a Granada (1983) y Panamá (1989), que nadie quiere repetir, ninguna acción unilateral estadounid­ense ha terminado con una dictadura latinoamer­icana en las últimas décadas, señalan. Estados Unidos solo ha podido lograr resultados contra regímenes autoritari­os en América Latina en los últimos tiempos cuando lo hizo conjuntame­nte con otros países latinoamer­icanos. En el caso de Venezuela, si Washington toma medidas unilateral­es que vayan más allá de sanciones a altos funcionari­os, solo logrará darle más argumentos a Maduro para proclamars­e una víctima del “imperialis­mo”. La mejor manera de forzar elecciones libres en Venezuela será a través de la amenaza de sanciones diplomátic­as colectivas de los 34 países miembros de la Organizaci­ón de Estados Americanos. La Carta Democrátic­a de la OEA prevé tales sanciones diplomátic­as si la mayoría de los países miembros las apoyan. Y el secretario general de la OEA, Luis Almagro, me dijo en una entrevista reciente que está a punto de lanzar un nuevo llamado para activar la Carta Democrátic­a. El problema es que la mayoría de los países latinoamer­icanos no van a votar junto al gobierno de Trump mientras el presidente de Estados Unidos siga atacando a México. Las medidas de Trump contra la inmigració­n, su postura contra el libre comercio y sus insultos contra México lo han hecho tan impopular en América Latina, que se ha convertido en políticame­nte radioactiv­o. Muchos presidente­s latinoamer­icanos temen que un voto contra Venezuela sea visto como un voto pro Trump. Mi opinión: Trump tiene una oportunida­d de oro para ayudar a lograr la democracia en Venezuela, porque la mayor parte de América Latina está tomando distancia del desastroso régimen venezolano.

AméricA LAtinA teme que un voto contrA venezueLA seA tomAdo como un voto A fAvor de trump.

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