Mujeres de hasta 90 años
terminan sus estudios en la India
Vestidas de un colorido uniforme, más de una decena de mujeres de más de 60 años recitan el alfabeto en “la escuela de las abuelas” de una zona rural india, donde aprovechan la oportunidad que se les negó de niñas para aprender a leer y escribir.
Esta treintena de mujeres de entre 60 y 90 años, en su mayoría viudas, cumplen su sueño gracias a una iniciativa única que se lleva a cabo en los alrededores de Bombay. Es su revancha.
“Cuando era niña nunca fui a la escuela. Es fantástico poder ir ahora y estudiar con mis amigas. Nos lo pasamos muy bien”, declara Gulab Kedar, de 62 años, visiblemente encantada.
El colegio celebró el miércoles pasado su primer aniversario con motivo del Día Internacional de la Mujer. Es su forma de combatir los prejuicios en las zonas rurales de India y de ayudar a las mujeres a liberarse del estigma del analfabetismo.
Todos los días las 29 abuelas recorren la corta distancia que separa su aldea de Phangane, en el estado de Maharashtra (oeste), de la pequeña cabaña de “Aajibaichi Shala”, la “escuela de las abuelas” en lengua marathi.
“¡Adiós!” les dicen sus nietos. Algunos acompañan todo el trayecto a sus abuelas, que echan a andar con sus carteras, en las que llevan pizarra, tiza y un manual para llevar a cabo sus tareas del día.
De las dos a las cuatro de la tarde estudian en una pequeña aula de paredes de bambú y tejado de paja. Lo hacen sentadas de piernas cruzadas en el suelo, sin pupitres ni mesas.
Una profesora de 30 años les enseña. Las abuelas leen un texto sencillo y escriben sus nombres en una pizarra, algo inimaginable un año atrás. También estudian las bases de la aritmética y la gramática.
Firmar. Todas ellas lucen una serie de brazaletes y anillos nasales y sus trayectorias son muy similares.
Durante su infancia se quedaron en casa o trabajaron mientras que sus hermanos iban al colegio. Se casaron e hicieron lo que se esperaba de ellas en una sociedad dominada por los hombres: tener hijos y criarlos en el hogar.
“Mis hermanos iban al colegio pero yo no tuve esa oportunidad”, explicó Janabai Dajikedar, de 75 años.
La asistencia a clase les facilita la vida cotidiana. “En el banco tenía por costumbre dar mis huellas dactilares (como firma). Me avergonzaba. Ahora me siento orgullosa de firmar con mi nombre”, agregó Dajikedar. Esta “clase de las abuelas”, financiada por un organismo caritativo local, es obra de Yogendra Bangar, profesor de la escuela primera de Phangane desde hace tres años. Se le ocurrió en 2016 cuan- do varias mujeres se quejaron de no poder participar en las lecturas públicas durante las celebraciones religiosas.
“Hemos pensado que darles a estas abuelas una oportunidad equitativa de acceso a la escolaridad y alfabetización las haría felices”, explica. “A sus edades, no van a buscar un empleo en una empresa. Pero la alegría de poder firmar con su nombre y de saber leer ha mejorado considerablemente su bienestar”.
Esta escuela de las abuelas contribuye a mejorar el estatus de las mujeres en el pueblo, estima el profesor Bangar, que espera que su escuela inspire a otras localidades de India.
‘Nuestros diamantes’. El color llamativo del uniforme no se ha dejado al azar.
“La mayoría de estas abuelas son viudas y deben vestirse de blanco en señal de luto. Hemos querido romper este tabú y otras tradiciones más antiguas para que cada una se sienta en pie de igualdad y miembro de la comunidad sin discriminación, por lo que elegimos un uniforme rosa”.
Las 70 familias de la aldea apoyan el proyecto y acompañaron a las abuelas en su primer día de cole.
“Había música y tambores, mucha fanfarria. Nos hemos sentido tan especiales”, recuerda Kantabai More, de 70 años, que aprecia mucho cuando sus nietos la ayudan a hacer los deberes.
Para el primer aniversario, el miércoles, se celebrará una fiesta, con más de 500 personas de las aldeas aledañas, explica Bangar. “Celebraremos su inestimable contribución a las aldeas y a nuestras vidas. Son nuestros diamantes y deberíamos mimarlas”.