LA PRENSA desnudó el festín de las maras en las cárceles
El Gobierno trasladó a los 755 mareros 8 días después de que el diario líder de Honduras publicara una serie de investigación
san Pedro sula. El Gobierno trasladó a los 755 mareros del presidio de San Pedro Sula a El Pozo ocho días después de que LA PRENSA sacara a la luz la vida de lujos que tenían en las cárceles. La Unidad de Investigación de LA PRENSA reveló a inicios de este mes que los reos de la Mara Salvatrucha 13 y la pandilla 18 han impuesto sus leyes en los presidios para, desde allí, seguir cometiendo extorsiones y asesinatos en las ciudades. En la serie de investigación, publicada entre el jueves 2 y martes 7 marzo, demostró que los mareros “extorsionan, matan y viven como reyes” en la Penitenciaría Nacional de Támara y Centro Penal de San Pedro Sula. LA PRENSA constató que los reos de la MS-13 y 18 purgan sus penas en módulos de Támara donde viven a sus anchas y con mejores comodidades que muchos hondureños en libertad. Ellos poseen televisores inteligentes con conexión a cable e Internet y cultivan marihuana. Además, no se encuentran recluidos en celdas, sino en pequeños cuartos atestados de objetos personales. Tienen aires acondicionados, ventiladores; barberías dotadas de tijeras, gelatinas y otros cosméticos. Los de la MS-13, en Támara, poseen hasta una zona de juegos infantiles para que sus hijos, los días de visita, puedan distraerse y tienen a disposición una pequeña máquina para hacer “popcorn”. LA PRENSA reveló, a través de las serie de investigación, que los reos de las dos maras ha introducido armas, teléfonos celulares y dinero con la complicidad de custodios penitenciarios. Los periodistas de LA PRENSA, que estuvieron en las cocinas de los módulos, confirmaron que ellos utilizan cuchillos y otros objetos que, según el reglamento del Instituto Nacional Penitenciario, son prohibidos. Con el dinero obtenido mediante la extorsión y tráfico de drogas, estas organizaciones poseen en los centros penales bodegas y pulperías repletas de refrescos, alimentos enlatados, bebidas energizantes y otros productos. Los mareros trasladados a El Pozo tenían acceso a redes wifi, constataron los periodistas de LA PRENSA.