Depuración de los partidos políticos
Posiblemente si la justicia de Estados Unidos no hubiese hecho público el juicio de Fabio Lobo y el escandaloso testimonio de Devis Leonel Rivera Maradiaga, alias Cachiro, los hondureños jamás se hubiesen enterado de la podredumbre, los alcances y la penetración del narcotráfico en las esferas políticas y gubernamentales del Estado hondureño. La pregunta que surge es por qué las revelaciones de Rivera Maradiaga, que salpicaron a funcionarios, diputados, alcaldes en funciones y hasta un expresidente, surgen justamente a pocos días de las elecciones internas de los tres partidos políticos con mayores posibilidades de triunfo en los comicios generales de noviembre próximo. Llama poderosamente la atención que los funcionarios y políticos cuestionados forman parte de estas instituciones partidistas e incluso estaban corriendo por un cargo de elección popular en las primarias del pasado 12 de marzo. Las interpretaciones son diversas, pero una de ellas es que Estados Unidos está enviando un claro mensaje y una advertencia en el sentido que no tolerará más la corrupción de las camarillas políticas hondureñas y su compadrazgo con el narcotráfico y el crimen organizado, flagelos que han dejado una estela de luto y dolor en la familia hondureña. Desde hace mucho tiempo, algunas voces valientes, entre ellas la del extinto Alfredo Landaverde, venían señalando y advirtiendo la vinculación de políticos, funcionarios y policías en esta ilícita actividad criminal, pero las instituciones encargadas de aplicar la justicia guardaron un silencio cómplice y se negaron a actuar. El mensaje es más que claro, ya no hay espacio y lugar en el que se puedan ocultar. Posiblemente en los próximos días salgan enlodados otros protagonistas. Hoy es el momento de actuar, adecentar y depurar la política de granujas y criminales.
"Hoy es el momento de actuar y de adecentar la política”