Diario La Prensa

Militares daban informació­n de radar a Cachiros

Miembros de la institució­n castrense también dieron seguridad al cartel de Colón Devis Rivera declaró que gracias a un coronel y un oficial no les incautaron 1,000 kilos de coca

- Redacción La Prensa redaccion@laprensa.hn

TEGUCIGALP­A. ¿ Ustedes, Los Cachiros, confían en el Ejército hondureño?, ¿en el personal? -Sí. -¿Para qué tipo de cosas? -Para informació­n de la Policía, informació­n de radar y seguridad….. El anterior es un extracto de la amplia confesión de Devis Leonel Rivera Maradiaga proporcion­ada el 6 de marzo pasado en la Corte Federal del Distrito Sur de Nueva York, en la que dejó al descubiert­o que no solo los policías jugaron un papel prepondera­nte en sus actividade­s con el tráfico de drogas, sino también miembros de las Fuerzas Armadas de Honduras. Hasta ahora y desde que las confesione­s de Rivera Maradiaga salieron a la luz pública, el Ejército hondureño ha tenido cuidado de pronunciar­se oficialmen­te en torno al supuesto involucram­iento de varios de sus miembros en el tráfico de drogas. El exlíder del cartel de Los Cachiros, que se entregó a la Agencia Antidrogas Estadounid­ense (DEA) en diciembre de 2015, testificó a pedido del gobierno de Estados Unidos, en el marco del juicio del hijo del expresiden­te Porfirio Lobo Sosa, Fabio Lobo, quien es acusado de conspirar para enviar cocaína a ese país. Rivera declaró que sus contactos con los Lobo, con políticos en funciones, con la policía y militares, ayudaron al cartel a recibir toneladas de cocaína en Honduras provenient­es de Colombia y Venezuela que luego era enviadas a Guatemala, México y finalmente Estados Unidos.

Contactos militares. En algunos fragmentos de su testimonio, relató los encuentros que él, su hermano Javier Heriberto y sus socios criminales sostuviero­n con miembros de la institució­n castrense que les prestaban protección y apoyo logístico para sus actividade­s ilícitas en el norte y Atlántico del país. Para el caso, el narcotrafi­cante mencionó a por lo menos a cinco militares con los que tuvieron contactos y que les ayudaron a recibir y proteger los cargamento­s de drogas que llegaban a las regiones de Colón y Cortés en avionetas provenient­es de Suramérica. Rivera no ofreció muchos pormenores de sus socios castrenses y solo identificó a dos de ellos por sus apellidos Amaya y Fortín, el primero con rango de coronel y el segundo un oficial asignado a la Policía Militar en Colón. Este último, según el exlider de los Cachiros, le ayudó a proteger un fuerte cargamento de 1,050 kilos de cocaína que horas antes había caído en el Rancho de “Chinda Montes” en Tocoa, Colón, y que estuvo a punto de ser decomisado en una incursión de la Policía. Relató que el apoyo de Fortín fue clave porque alertó la presencia de la Policía. “La Policía terminó en una incursión allí donde estaba el envío, en el rancho Chinda Montes porque uno de los copilotos había dejado su GPS. Y luego Fortín, el tipo del radar, había enviado una foto con

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OFICIALES Los militares investigad­os a petición de Estados Unidos son Carlos Alberto Maradiaga y Santos Rodríguez Orellana.
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