Alerta: en Honduras hay adolescentes que juegan la Ballena Azul
El mortal juego incita a los menores a realizar 50 retos, entre ellos suicidarse
Maestros piden a padres vigilar a sus hijos
SAN PEDRO SULA. En Honduras ya se han registrado casos de adolescentes que aseguran haber comenzado a realizar los peligrosos retos de la Ballena Azul, y de otros que dicen estar decididos a cumplirlos. Así lo manifestó Karina Alvarado, miembro de la Asociación Noroccidental de Escuelas Privadas Bilingües de Honduras (Anepbh). “Ya he escuchado de varios casos en nuestra ciudad de adolescentes que están motivados a hacerlo ( jugar la Ballena Azul) y de otros que ya comenzaron”, refirió la representante de la Anepbh. El juego que exige a los participantes cumplir con 50 retos, entre los que destacan autolacerarse y suicidarse, se volvió viral a través de las redes sociales Facebook, Twitter, WhatsApp e Instagram. Ya ha puesto en alerta a los padres de familia en Honduras y varios países de América y Europa, y a las autoridades de los distintos centros educativos a nivel nacional.
Los más vulnerables. Los alumnos más propensos a caer en esta mortal trampa son aquellos “que aún sin el juego, tienen tendencias suicidas. Siempre existe en las instituciones este tipo de estudiantes: con baja autoestima, desorientados y generalmente descuidados por sus padres, quienes suplen sus necesidades económicas, pero no les dedican el tiempo ni cubren las necesidades emocionales de sus hijos, mucho menos las espirituales”, refirió la educadora. Alvarado recomendó a los padres de familia que “conversen mucho con sus hijos, que los ayuden a establecer metas a corto y largo plazo que los incentiven a luchar por vivir, no por morir”. Sugiere incorporar a los menores a grupos donde trabajen a favor de ellos mismos y de la sociedad (Boy Scouts, Club Rotario, entre otros). Fanny Handal, expresidenta de la Anepbh, dijo que si bien la tecnología es una gran herramienta que facilita el trabajo académico de los niños y adolescentes, es necesario que los padres de familia regulen el uso de los aparatos electrónicos y del tiempo en que los menores pasan “sumergidos” en las redes sociales. “Es importante que los padres de familia revisen las redes sociales de sus hijos, tengan acceso a las claves, controlen el tiempo en que estos pasan en Internet y utilicen filtros para controlar lo que ven. Prevenir es un trabajo que todos deben hacer”, apuntó.
Signos de alerta. La sicóloga Magdalena Turcios dijo que detectar algunas conductas suicidas en los niños y adolescentes no es difícil, y pidió a los padres estar atentos ante cualquier anormalidad. “Ellos se orientan por música, ve st i m e nta y libros con mensajes oscuros, negativos. Son aislados, tienen falta de interés en lo estudios, su círculo social muy reducido y no se preocupan por la imagen personal, entre otros aspectos”, explicó. Según la experta, hoy en día los intentos de suicidio son muy comunes entre los adolescentes.
Medidas. Para combatir el “mortal juego” de la Ballena Azul que incita a los niños y adolescentes al suicidio, un movimiento en Brasil creó la contraparte: la ballena rosada y verde, que fija desafíos que inducen a la paz, amor y a la vida. Los nuevos juegos buscan despertar el amor entre la familia y reforzar el autoestima de los más pequeños. Entre los desafíos a realizar están “conversar con alguien con quien no se ha hablado hace mucho tiempo, pasar un día sin utilizar palabras negativas, hacer los deberes del hogar, obtener buenas notas, leer un libro, entre otros retos. Para Astrid Valle, encargada del departamento de Sicología del Teléfono de la Esperanza, organización sin fines de lucro que ofrece ayuda profesional a las personas que sufren depresión, crear un juego que contrarreste los efectos que causa el original, la Ballena Azul, es una buena medida para disuadir a los adolescentes a realizar actos positivos. “Me parece una iniciativa muy buena, porque a los adolescentes hay que saberles llegar, realizando actividades o juegos que los seduzcan, pero con un fin positivo”, apuntó Valle.