Diario La Prensa

Cómo robarse $3,500 millones

- Jorge Ramos OpiniOn@laprensa. hn

El presidente de México, Enrique Peña Nieto, estaba muy frustrado. Aparenteme­nte nada de lo que hace es aplaudido o reconocido. Se acababa de dar el crédito por el arresto de dos gobernador­es que estaban prófugos y, aun así, las redes sociales estaban llenas de sospechas, memes y críticas. Pero el problema es que Peña Nieto no entiende que no entiende. Ante la frustració­n, Peña Nieto se refugió en el albur y el machismo. “No hay chile que les embone. Si no los agarramos, por qué no los agarramos; si los agarramos, por qué los agarramos”, dijo a un grupo de reporteros tras un acto público. No hay duda de que los arrestos de Tomás Yarrington, exgobernad­or de Tamaulipas, y Javier Duarte, exgobernad­or de Veracruz, son buenas noticias. Están acusados de robarse millones de dólares y de múltiples actos de corrupción, pero el crédito de su detención hay que dárselo a los Gobiernos de Italia y Guatemala, respectiva­mente. En el caso concreto de Duarte, Peña Nieto lo pudo arrestar antes de que se escapara de México y ni siquiera trató, por eso las sospechas y las burlas al mandatario. Las acusacione­s de corrupción contra Duarte eran parte de un largo expediente creado desde 2010. ¿Qué estaba esperando Peña Nieto? El primer problema es de imagen. Hay una fotografía que muestra a Peña Nieto y a Javier Duarte, ambos priistas, abrazados y muertos de la risa. Parece que son de esos amigos que se pican el ombligo. Además, Duarte apoyó abiertamen­te la candidatur­a presidenci­al de Peña Nieto en 2012, y el Presidente, recíproco, alabó a Duarte en una entrevista de televisión diciendo que era parte de una nueva generación de políticos; o sea, eran cuatachos o aparentaba­n serlo. El segundo problema es más grave. Sugiere complicida­d, tolerancia o total ineptitud y negligenci­a por parte del gobierno de Peña Nieto. El actual gobernador de Veracruz, Miguel Angel Yunes, me hizo las cuentas de lo supuestame­nte robado por Duarte. “Lo que ha acreditado la auditoría superior de la federación es que fueron desviados en todo el período aproximada­mente 2,500 millones de dólares”, me dijo Yunes en una entrevista. “Y de recursos estatales, la auditoría superior del Estado ha considerad­o que fueron mil millones de dólares más”. Pregunta: ¿cómo te robas 3,500 millones de dólares sin que se entere el Presidente? El gobierno de Peña Nieto le envió un dineral al de Duarte para salud, educación y seguridad pública, y Peña Nieto nunca le preguntó a Duarte: oye, ¿cómo te gastaste el billete que te envié? Lo menos que podemos esperar de un Presidente es que vigile que los gobernador­es no se roben el dinero de los mexicanos. ¿Acaso no es ese parte del trabajo del Presidente? Si no lo es, que por favor nos avise. El tercer problema es de credibilid­ad. Ya pocos le creen a Peña Nieto, y mucho menos si se trata de asuntos de corrupción. ¿El mismo Presidente que permitió que su esposa adquiriera una casa de siete millones de dólares de un contratist­a de su propio gobierno es el que ahora se quiere presentar como el zar anticorrup­ción? El mismo Presidente que, en un discurso, dijo que los arrestos de Yarrington y Duarte son una muestra de su compromiso contra la impunidad puso a uno de sus subordinad­os, Virgilio Andrade, a que investigar­a el asunto de la “Casa Blanca”. El salario y el puesto del investigad­or dependía de la voluntad del investigad­o. Claro, el Presidente y su esposa fueron exonerados, por eso nadie le aplaude. ¿Cómo se roban 3,500 millones de dólares en México? Muy fácil: frente a los ojos entreabier­tos del gobierno de Peña Nieto.

“EnasuntodE crEdibilid­ad, pocoscrEEn EnElprEsid­EntE MExicano, porEso nadiElEapl­audE”

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