Día del Trabajador
El trabajo dignifica, el trabajo no es una carga que deba ser llevada con amargura y con pesadez en el alma. No, desde que Dios en su diseño le dio al hombre la tierra para que la cultivara nos damos cuenta de que el trabajo es parte esencial del sentido de satisfacción y propósito de la humanidad. El trabajo no fue ni es un castigo como resultado de la inobservancia de una ley, todo lo contrario, es la actividad que permite al ser humano no solo ganar el sustento de su persona y de su familia, sino alcanzar un estado de satisfacción plena en el desarrollo de sus habilidades y capacidades. En nuestro país debemos cambiar la negligencia que hace que se vea el trabajo como una carga impositiva de la cual hay que liberarse. El sistema ha hecho que nuestras generaciones trabajen anhelando el día del retiro y la fecha de pago más que el proceso del trabajo mismo. Es evidente que todos trabajamos para cubrir las necesidades propias y las de los nuestros, y que para ello requerimos una retribución digna a nuestra obra, pero si no disfrutamos el proceso del trabajo estaremos viviendo con insatisfacciones y amarguras. Cuando comencemos a emplear nuestras fuerzas en lo que realmente nos gusta, ese día dejaremos de trabajar y comenzaremos a producir con satisfacción, alegría y excelencia para el propio beneficio y, por supuesto, el de la nación. Que la celebración del Día del Trabajador nos lleve a las sendas de la reflexión y de la sincera autocrítica donde podamos evaluar si el espíritu de trabajo tiene la llama encendida de manera vibrante o quizá las cenizas de la desidia han marcado nuestra sociedad. Si así fuese es tiempo de levantarse y limpiarse, es tiempo de observar el espíritu de trabajo de las sociedades avanzadas del orbe y que ello nos inspire para edificar nuestro país con trabajo arduo y tesonero. Si no lo hacemos usted y yo, nadie más lo hará, así que manos a la obra. Feliz Día del Trabajador.