A la red...
Mientras en la noche la matrícula es baja, en las opciones a distancia aumenta”, es la síntesis de la fuente oficial de Educación al referirse al fenómeno de los últimos años en los que es cada vez más evidente la desaparición de la educación nocturna que hace unas décadas, en aquellos días y noches de tranquilidad, era la oportunidad para miles y miles de jóvenes, unos porque trabajaban, los muchachos especialmente, y otros, las muchachas, porque aspiraban a superarse y no quedar en el diminuto círculo de la casa. La terminación de las clases era el inicio de la algarabía nocturna en caravana por las calles de la ciudad. ¡Qué tiempos! Hoy los vientos soplan por otros rumbos y si hasta hace poco un obstáculos insalvable impedía acudir a las clases en el horario nocturno, nos referimos a la inseguridad y la violencia, hoy se van abriendo nuevos espacios con el uso de la tecnología mediante la educación a distancia con jornadas presenciales limitadas, pues el desarrollo de los programas, así como la tarea de investigación y las respuestas a las inquietudes de los muchachos hallan un cauce eficaz en el espacio digital. Quizás pueda cuestionarse la necesidad de la presencia del maestro, sobre todo si es un profesional no solo de la enseñanza, sino interesado en la formación de los muchachos, pero las exigencias del uso de la red, el ágil manejo de las herramientas tecnológicas así como la búsqueda de información y los criterios para seleccionarla, verificarla y valorarla es una exigencia, cada día mayor, para el ingreso en el mercado laboral, condicionado también al progreso y adaptación a la tecnología. Al término de la década, los escasos centros de educación con la jornada nocturna podrían desaparecer es el vaticinio en Educación, pues van aumentando las alternativas que deben estar en la mira de la Secretaría tanto en la contratación de maestros como en la dedicación de recursos a la permanente renovación de equipo y programas. Los jóvenes matriculados en el sistema a distancia son de alabar y respaldar, pues ni la necesidad de trabajar ni los graves problemas en su barrio o colonia limitan o eliminan su interés de estudiar, de prepararse, en un ambiente negativo y de obstáculos, para salir de ellos con su propio esfuerzo. Las ofertas educativas alternativas están dando respuesta a una grave necesidad de la juventud, cercada hoy por la grave situación social, la cual quieren abandonar para mejorar la calidad de vida personal y familiar para lo que necesitan estar preparados, pues el mercado laboral es cada vez más exigente y selectivo.