Violencia contra la mujer
La violencia contra la mujer persiste sin disminución en los países y todas las culturas con efectos devastadores en la vida de las mujeres. Posee distintos rostros, todos temibles, aunque las apariencias traten de ocultarla. Esta acción de utilizar la fuerza y la intimidación para conseguir algo se ha vuelto moneda corriente en la sociedad actual, lo cual habla de una crisis profunda de valores. La mujer siempre ha sido una de las principales víctimas; y en la actualidad ha cobrado una mayor dimensión la agresión hacia ella. La violencia hiere el cuerpo y la mente del que la ejecuta, del que la sufre, de los que lloran, y de la humanidad. Los casos se han multiplicado porque las mujeres han replanteado su papel en la sociedad y ya no son las sumisas de antes, que aceptan sin chistar todo lo que les diga el esposo o compañero y porque los hombres están convencidos de que una relación sentimental es como si adquirieran una propiedad. En la mayoría de las sociedades es un delito dando paso a la impunidad. Las mujeres asesinadas no son solo números, cada caso debe ser estudiado para analizar exactamente qué es lo que pasó. Se tiene que identificar cuáles son las brechas que existen en el sistema para que el Estado las proteja de sus agresores. Las estadísticas muestran un preocupante aumento de los casos de violencia contra la mujer, en la mayoría de ellos practicada por sus antiguos cónyuges o parejas sentimentales. En definitiva el machismo no es otra cosa que creer y vivir pensando y actuando como si el hombre tuviera poder sobre las mujeres. Vivir así no es humano, porque es vivir en el engaño.