Diario La Prensa

En Intibucá fomentan siembra de durazno para consumo local

En Honduras hay alrededor de 200 manzanas dedicadas a la siembra de este cultivo La cosecha de melocotón inició hace unas dos semanas

- Fátima Romero Murillo fatima.romero@laprensa.hn

LA ESPERANZA. Hace menos de dos semanas inició en la finca Las Járaz en Yamarangui­la, Intibucá, la cosecha de durazno de la variedad diamante, que durante el período de corte extendido hasta finales de junio deja casi 25,000 libras de la fruta. “Cuando adquirimos el terreno solo había maleza. Con mi esposa Lourdes empezamos a sembrar arbolitos de durazno los fines de semana, a tal grado que ahora tenemos tres manzanas de este cultivo”, dice Niel Zacarías Molina, propietari­o de Las Járaz, situada a una altura de 1,840 metros sobre el nivel del mar en El Pelón, Yamarangui­la, a 20 minutos de La Esperanza. El nombre surge luego que descubrier­an que en esa zona había desperdici­os de obsidiana, una roca volcánica comúnmente utilizada para la elaboració­n de flechas. El interés del matrimonio Molina Campos por sembrar durazno surgió de un proyecto de la Fundación Hondureña de Investigac­ión Agrícola (Fhia), cuyos investigad­ores buscaban productore­s y terrenos con las condicione­s necesarias para la siembra.

Cultivo. El objetivo de esta iniciativa era fomentar la diversific­ación agrícola con frutales y hortalizas de clima frío para el mercado nacional, como fresas, duraznos, membrillo, manzanas y aguacate hass. El proyecto fue ejecutado en el altiplano intibucano ubicado en el occidente, que posee caracterís­ticas ambientale­s y culturales diferentes a otras zonas agrícolas del país. “El durazno necesita bastante agua en temporada de verano, quizá de 10 a 15 galones semanales por árbol. Fue así como empezamos con Fhia y nosotros le hemos dado seguimient­o a la producción”, cuenta Niel, quien agrega que hoy en día buscan nichos de mercado, de los que por fortuna han encontrado en su negocio Supermerca­dos El Esperanzan­o y procesado con la marca Fresh Factory. A través de esta empresa, los duraznos procesados son comerciali­zados en almíbar, vinos o mermeladas y vendidos en tiendas de convenienc­ia de gasolinera­s, souvenirs e incluso enviados como productos nostálgico­s al extranjero. La marcatambi­éntienechi­lesjalapeñ­os, tajadas, mermeladas de mora, café y otros cultivos. “En Intibucá, el durazno es sumamente popular. La fresa se produce todo el año; el durazno solo en esta fecha. Cuando está el durazno desplaza por completo a la fresa”, comenta Niel. El durazno, cuyo nombre científico es Prunus persica, es originario de China, pero se ha expandido a nivel mundial. En Honduras es uno de los cultivos tradiciona­les de los pueblos lencas con la variedad de durazno blanco, que nació por la altura del lugar. Aparte de La Esperanza, que condensa el 70% de la producción, el durazno o melocotón esproducid­oenzonasal­tasde La Paz, Ocotepeque y en menor escala en Francisco Morazán, Lempira, Santa Bárbara y Comayagua. “En Honduras hay alrededor de 200 manzanas, con un promedio de producción de cuatro toneladas cada una, consideran­do que estas tengan un plan nutriciona­l, fitosanita­rio y de poda, así como sistemas de riego por goteo”, sostiene José Antonio Romero, especialis­ta en frutales. Los productore­s esperan mayor apoyo para la promoción de este cultivo, cuyo precio por libra alcanza entre los 15 y 30 lempiras, dependiend­o de la calidad de la fruta.

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