Especial
tiempo’, pero ahí es donde dices: ‘Ok, pero ¿y tu salud?’. Porque, además, eres su modelo”, agrega. Es común que los chicos les hagan el feo a ciertos alimentos que ni han probado y muchas veces eso tiene que ver con lo que viven en casa. “Si un pequeño es melindroso es porque, tal vez, la mamá o el papá rechazan el alimento. Hay que hacernos conscientes de lo que los chicos adoptan o copian”, indica la asociada a los movimientos Slow Food y Food Revolution. A veces, las madres intentan introducir bocados a la fuerza y hay niños a los que, de plano, no les gusta. Para esas situaciones, Cynthia aconseja tener paciencia e incorporar diferentes presentaciones en distintas etapas del crecimiento. “A los chiquitos hay que darles oportunidad de interesarse y probar por su cuenta. Muchas mamás me dicen: ‘Es que sólo come nuggets y papas fritas congeladas’. Y yo les digo: ‘Sí, pero ¿quién compra eso?’”. La experta destaca, además, - Ten siempre frutas y verduras frescas y picadas para que, cuando abran el refrigerador, los atraiga el color.
- No bajes la guardia: con hambre todo se come.
- Llévalos a los mercados, organiza un picnic o haz un huerto para involucrarlos en dinámicas relacionadas con la comida y su preparación, como picar pepinos, cosechar hierbas o hacer aguas frescas. - Explícales, por ejemplo, la diferencia entre el jugo empacado con los personajes de moda y el que pueden hacer en casa.