El FBI investiga al yerno de Trump por sus nexos con el Kremlin
Jared Kushner se reunió durante la campaña y la transición con el embajador ruso en Washington
WASHINGTON. Las presiones aumentaban ayer sobre la Casa Blanca al conocerse que Jared Kushner, el influyente yerno del presidente Donald Trump, es también objeto de la investigación del FBI sobre la alegada injerencia rusa en la elección del año pasado. Casado con Ivanka, la hija más próxima de Trump, Kushner es observado por los investigadores del FBI, aunque de acuerdo con la prensa estadounidense el influyente consultor presidencial aún no es en sí mismo un blanco de sospechas. Una fuente anónima dijo al diario The Washington Post que las investigaciones “se concentran en una serie de reuniones” mantenidas por Kushner el año pasado. En tanto, la red de televisión NBC mencionó investigadores para quienes Kushner “posee información importante”, aunque no pesen sobre el asesor sospechas por eventuales actos delictivos en materia de seguridad. Empresario de 36 años que se convirtió en uno de los más próximos asesores de Trump en materia de política externa, Kushner habría mantenido reuniones en 2016 con el embajador ruso en Was- hington, Sergei Kisliak y con el banquero ruso Sergei Gorkov. Este último es presidente del banco público ruso Vnesheconombank, entidad que es objeto de sanciones estadounidenses desde 2014, a raíz del conflicto en Ucrania. La abogada de Kushner, Jamie Gorelik, anunció el jueves en la noche que el asesor del presidente estaba listo “voluntariamente a compartir sus informaciones con el Congreso sobre esas reuniones, y hará lo mismo con cualquier otra investigación”. Gorelick hizo así referen- cia al acuerdo al que llegó Kushner para testificar “voluntariamente” sobre sus contactos con los rusos ante el Comité de Inteligencia del Senado, que investiga los presuntos intentos de Moscú de influir en las elecciones presidenciales de noviembre. Trump insiste en que toda la teoría de la colusión de su comité de campaña con Rusia para ganar las elecciones presidenciales no pasa de ser “una caza de brujas” y un ejemplo clásico de “noticia falsa”. En tanto, la cancillería rusa apuntó que todo el caso “carece de sentido”, al punto que “no merece que nos expresemos sobre ello”. El nudo de la polémica es saber si el comité de Trump fue cómplice de esos esfuerzos rusos o si solo se benefició inadvertidamente.
Las sospechas sobre la injerencia rusa estallaron en plena campaña electoral de 2016 cuando piratas informáticos invadieron la base de datos del Partido Demócrata.