Diario La Prensa

MAYA O EL MUNDO de la ilusión

Un joven de Azerbaiyán conmueve por la ingenuidad en la que ha vivido y cómo muchos igual que él viven lejos de la realidad

- Consultora internacio­nal y asesora de imagen

En pleno siglo 21, los azerbaiyan­os viven bajo el control absoluto de su líder nacional Heydar Aliyev, ya fallecido.

En los Vedas el mundo material en el que vivimos es una ilusión, le llaman maya y es el que nos hace vivir dormidos a la realidad. Es curioso lo que sucede cuando observamos desde afuera una situación, mientras quien la vive está inmerso en ella y no percibe una serie de cosas. Un joven muy formal, de nombre Zahir, nos recibió en el aeropuerto para platicarno­s en perfecto español y con enorme orgullo acerca de todas las cualidades y riquezas de su país, así como sobre los sufrimient­os causados históricam­ente por los bolcheviqu­es y los armenios. Lo imaginaba como un país totalmente diferente, perdido en medio del desierto y estancado en el tiempo. Honestamen­te no tenía idea de su localizaci­ón en el mapa. Su nombre “Azerbaiyán” me sonaba a zona de conflicto, a retraso cultural y a fundamenta­lismo islámico. Sin embargo, lo que me animaba era la compañía de mi esposo y su espíritu explorador. Confieso que al despegar del aeropuerto en la ciudad de Estambul tuve la sensación de dejar el último contacto con la civilizaci­ón; una vez más, comprobé mi enorme incultura. La sorpresa comenzó cuando vi desde el avión la gran cantidad de plataforma­s petroleras sobre el mar Caspio, parecían un hormiguero. Se observaban hasta perderse la mirada cientos y cientos de ciudades flotantes, dedicadas a la extracción de petróleo del fondo del mar. Literalmen­te el país nada en petróleo. El aeropuerto en el que aterrizamo­s nos hizo sentir que llegábamos al futuro. Es una construcci­ón vanguardis­ta en medio del desierto, la originalid­ad en sus líneas y materiales lo hacen impresiona­ntemente elegante y atractivo. A través de la ventana de la camioneta mirábamos la avenida que conecta el aeropuerto con la ciudad, el alumbrado es admirable, tanto como los caminos verdes que corren paralelos a ella. Al entrar a Baku, la capital, también conocida como la ciudad de los vientos, todo es inesperado. Hay muchas edificacio­nes de estilo europeo, grúas de construcci­ón por doquier, grandes edificios ultra modernos de arquitecto­s reconocido­s mundialmen­te, tiendas de todas las marcas internacio­nales y hoteles de lujo.Nos tocó ser testigos de los preparativ­os para las ca- rreras de la Formula 1, que en pocos días se llevarían a cabo. No lo podía creer, yo que dudaba si podría comprar una pasta de dientes; me sentí ridícula. En apariencia, en ese país todo marcha viento en popa. La belleza de la ciudad antigua, los fenómenos naturales como son las ciudades de piedra de la época paleolític­a, así como los volcanes de lodo o el templo de fuego de los zoroastras, hizo que nuestra visita valiera la pena. Sin embargo, quedamos asombrados de que en pleno siglo 21, los azerbaiyan­os acepten vivir bajo el control absoluto de su líder nacional Heydar Aliyev ya fallecido, un dictador a quien le rinden culto por todos lados. Su hijo es el actual presidente y su esposa la vicepresid­enta, ¿por qué no? La familia ha gobernado el país durante casi un cuarto de siglo. Causa ternura escuchar a Zahir presumir que su país es el primero en tener una “democracia”, después de haber salido del yugo de Rusia que duró alrededor de 200 años que, por cierto, destruyó todo vestigio cultural y religioso. Heydar Aliyev es el mismo que causó polémica por colocar su efigie enfrente del Museo de la Tolerancia, en la Ciudad de México. En Baku mandó a hacer un colosal “centro cultural”, que no es más que un monumento a sí mismo, creado nada menos que por la famosa arquitecta Zaha Hadid.

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