Imprudencia mortal
Estamos de feria en la Capital Industrial. Hay ambiente y actividades para todas las edades en los diversos distritos de la Ciudad de los Zorzales. Sin embargo lo que es una fiesta comunal, se ha convertido con el paso de los años en un torbellino de desenfreno, especialmente para los jóvenes. Las empresas dedicadas a la venta de cervezas bombardean desde semanas antes a los ciudadanos con publicidad que invita al consumo desmedido de licor. El descontrol se manifiesta en esas fiestas, plazas y eventos en donde se ven desde peleas grupales entre ciudadanos hasta enfrentamientos con las autoridades municipales. Si bien es cierto, beber una cerveza periódicamente es beneficioso para la salud, su abuso es perjudicial y hasta mortal para quien ingiere la bebida como para los otros sampedranos. Estudios regionales de empresas privadas, afirman que los hondureños son uno de los pueblos que más alcohol ingiere en América Latina en relación al índice de población. Esas “inofensivas” riñas grupales son el menor de los problemas y manifestaciones de este fenómeno social-cultural. Hablo de la imprudencia de ir al volante luego de esas parrandas, en donde estos compatriotas atentan contra su vida, la de sus acompañantes, los otros conductores y peatones. El aumento considerable en el decomiso de licencias por ebriedad y el auge de accidentes viales son el argumento que le da fundamento a esta crítica. Pero no les basta con ser irresponsables conduciendo ebrios, sino que hay que satanizar a los agentes de tránsito al afirmar que “andan jodiendo”, cuando es labor de las autoridades velar por sus vidas y obligación sancionar la estupidez. Aunque Tránsito ha transmitido cientos de horas de campañas de prevención en los canales nacionales, aún hay gente que juega con sus vidas y las de los demás. Han endurecido las sanciones y esperemos que sigan haciendo reformas que ayuden a frenar esta falta de conciencia. “Si beben no conduzcan” no sea que la diversión se convierta en tragedia.