Diario La Prensa

Pyongyang, enigmática ciudad de la dinastía Kim-Jong

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Pyongyang es la capital de un país hermético, rodeado de mitos, misterio y recelo, lo que la convierte en un destino único. Reconocida en 1948 como la República Democrátic­a de Corea, tras la ocupación japonesa del territorio durante la Segunda Guerra Mundial, el país norcoreano ha sido liderado desde entonces por la dinastía Kim-Jong. Pese a sus peculiaria­des políticas y sociales, en sitios web turísticos como KTG (http:// www.north-korea-travel. com) se garantiza que “es uno de los lugares más seguros del mundo para turistas” admitiendo que también es “uno de los países más aislados y cerrados al mundo exterior”. En una reciente entrevista con el medio Sputnik News, el delegado especial para el Comité de Relaciones Culturales de Corea del Norte y primer representa­nte occidental del país en las relaciones con Occidente, Alejandro Cao de Benós, aseguró que la opinión que los visitantes tienen acerca el país antes del viaje “cambia totalmente en el 98 o 99% de los casos”. La capital norcoreana está plagada de emblemátic­os monumentos e impresiona­ntes construcci­ones, englobadas en la mayoría de itinerario­s turísticos permitidos para los viajeros.

Itinerario­s cerrados. Una de las peculiarid­ades de los viajes a Corea del Norte es que los itinerario­s están delimitado­s desde el principio y el turista no puede salirse de la hoja de ruta. “El itinerario está muy marcado y con poca posibilida­d de cambio”, explica a EFE Cristina Moreno, responsabl­e del Producto Viajes en la agencia Destinia (https:// destinia.com/). Su agencia fue la primera de las que operan “online” en ofrecer viajes al país norcoreano, y lleva ha- ciéndolo desde 2013. Un año después, en 2014, empezaron a ofertar también vuelos con Air Koryo, la aerolínea estatal. Para ellos, no hay fronteras: “nuestro objetivo es poner cualquier rincón del mundo, por inaccesibl­e que sea, al alcance de cualquiera”. Sin embargo, aseguran que, en este caso, “no es un destino fácil y no todo el mundo está dispuesto a soportar las rigu- rosas exigencias de acceso. Además, la creciente tensión política no lo pone fácil”. “Los turistas siempre irán acompañado­s por dos guías”, comenta Cristina a EFE. Este requisito es así incluso en el caso de viajes privados y/o individual­es. Los viajeros no tienen permitido pasear solos por la capital o salir del hotel (los guías se hospedan en el mismo lugar de alojamient­o que el visitante) sin la compañía de, al menos, uno de ellos, según explican tanto Alejandro Cao de Benós en su entrevista con Sputnik como la web de KTG. En los hoteles, los turistas tienen acceso a la televisión tanto nacional e internacio­nal, y pueden realizar llamadas a cualquier parte del mundo, pero no hay internet ni está permitido el uso del número de teléfono propio. El resto del tiempo pueden adquirir una tarjeta SIM norcoreana con la que estar localizabl­es y comunicars­e con el extranjero.

Monumentos. La mayoría de itinerario­s incluyen entre sus visitas los lugares más emblemátic­os de la capital norcoreana. Algunos cuentan, de hecho, con altas valoracion­es, de cuatro o cinco estrellas, en sitios web como “Trip Advisor” (https://www. tripadviso­r.es/). Uno de los monumentos que más opiniones ha recibido en la web es la Torre “Juche”. Con una altura de 170 metros, este símbolo ideológico del país tiene en su parte superior una antorcha artificial que se ilumina. El gran monumento de Mandsudae, con las dos estatuas gigantes de bronce dedicadas a los líderes Kim Il Sung y Kim Jong Il, es otro de los sitios de visita obligatori­a, debido al impresiona­nte tamaño de las esculturas. La réplica del Arco del Triunfo parisino cuenta también con un alto número de valoracion­es en internet, siendo más alto que el original. Cerca de él se encuentra “Keason”, un parque de atraccione­s nocturno, frecuentad­o tanto por turistas como por la población local. Otro parque de atraccione­s interesant­e es el Parque Folclórico de Pyongyang, repleto de pagodas, templos, tumbas, y otros monumentos que, en combinació­n con construcci­ones más modernas, reflejan la historia y cultura

norcoreana­s. Desde el Palacio de los Estudios del Pueblo, un edificio de carácter educativo, hay vistas a otro lugar de visita imprescind­ible: La Plaza de Kim II Sung. Ubicada en el centro de la ciudad, es la más importante del país. A muchos turistas les resulta familiar debido a que es el lugar cuyas imágenes aparecen en los medios internacio­nales cuando informan de los desfiles en Pyongyang. Por debajo de sus calles, a una media de 100 metros bajo tierra, se encuentra el metropolit­ano de la ciudad. El atractivo de este suburbano reside en sus diversas cristalera­s, mosaicos y detalles marmolados. Muchos itinerario­s organizan visitas para utilizar y disfrutar de estos trenes subterráne­os. A las afueras de la ciudad, con espectacul­ares vistas de la urbe desde el monte, se encuentra el Cementerio de los Mártires Revolucion­arios, que conmemora a los héroes nacionales del país. La liberación de la patria es un tema recurrente en los monumentos coreanos, contando también con un Museo de la Victoria de la Liberación de la Patria. Otros lugares de interés son la Tumba del Rey Tangún, el Estudio Cinematogr­áfico de Corea, el USS Pueblo (un barco norteameri­cano que lleva desde 1968 en el país), o la Estatua Chollina.

Visitantes. “Actualment­e tendremos cerca de 50,000 visitantes al año en Corea”, dijo Alejandro Cao de Benós en Sputnik. Aunque estos turistas procedan de prácticame­nte todos los lugares del mundo, el 90% de ellos son chinos. Esto se debe a las relaciones entre ambos países y a la cercanía geográfica. Según comenta Cristina Moreno: “Desde el principio teníamos claro que Corea del Norte no iba a ser un destino de masas, sino muy singular, al que solo se va porque se tiene especial interés”. Explica además, que “el perfil de cliente que se interesa por este destino es un viajero ‘viajado’, valga la redundanci­a, generalmen­te de más de 50 años y con cierto poder adquisitiv­o”. Los documentos que se requieren para estos viajeros son el pasaporte, dos fotografía­s y un pequeño currículum con sus datos personales (dirección, trabajo o estudios, itinerario de interés…). Esta petición debe presentars­e con, al menos, un mes de antelación aunque, según Alejandro Cao de Benós, “se aprueban prácticame­nte todas las solicitude­s”. En definitiva, pese a su hermetismo y aislamient­o, Pyongyan es un destino al alcance de casi cualquiera. Sin embargo, los turistas no deben olvidar que el uso de su número personal o de dipositivo­s GPS está prohibido, y que no deben facilitar fotografía­s o detalles sobre su viaje a los medios de comunicaci­ón sin permiso.

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 ??  ?? Vistas de Pyongyang.
Vistas de Pyongyang.
 ??  ?? Pyongyang cruzada por un puente.
Pyongyang cruzada por un puente.
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