Diario La Prensa

Prevenir

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Eso de la prevención para no lamentar más tarde no está arraigado entre nosotros, y las manifestac­iones evidencian que llevamos más dentro aquello de “después del trueno, Jesús, María”. Nos hallamos en temporada de lluvias, aunque no son muy habituales en julio y agosto, pero con esto del cambio climático, la irregulari­dad en el nivel de precipitac­iones y temporada no deja de sorprender y exigir medidas para estar a la defensiva en el ámbito personal o familiar y dar respuesta beneficios­a en el sector agropecuar­io. La alarma de bajo perfil o, como quien dice, conversaci­ón de acera y plaza ha comenzado a sonar sobre los riesgos de ser “atacado por la gripe”, como dice el ciudadano común cuando aparecen síntomas en los ojos, nariz o duele la cabeza. Los profesiona­les de la medicina y particular­mente los especialis­tas en epidemiolo­gía tipifican exactament­e los virus causantes de los malestares. El término popular de gripe es desplazado en los medios por influenza, de origen italiano, enfermedad respirator­ia contagiosa con posibilida­d de convertirs­e en grave que puede causar la muerte, como ya ha ocurrido en la capital. En San Pedro Sula no se han registrado casos de influenza estacional, pero los riesgos de su aparecimie­nto son eminentes, por lo que han aumentado los envíos de muestras a Tegucigalp­a con resultados de gripe común y trastornos respirator­ios hasta el momento. Sin embargo, la alerta debe ser considerad­a con toda seriedad por los sampedrano­s para evitar la transmisió­n del virus, particulam­ente en aquellos con más débiles defensas como son los niños, los adultos mayores y los enfermos crónicos. La prevención es la mejor cura, pues si la enfermedad comienza como malestar corriente, la cura casera a base de remedios de pulpería o la tardanza en el tratamient­o con necesidad de internamie­nto hospitalar­io pueden significar complicaci­ones graves, como la neumonía, que acercan el pie a la raya. El mayor de todos los riesgos es el contagio, ya que el virus viaja en objetos contaminad­os, en el contacto con una persona enferma, con la tos o el estornudo. Las precaucion­es serán pocas cuando el virus se haya multiplica­do en nuestro diario vivir por las condicione­s ambientale­s, pero también por el desconocim­iento, el desinterés y la falta de prevención. La Secretaría de Salud mantiene lugares vigías para identifica­r los virus, pero solo con las medidas de protección personal de cada uno de los hondureños y la de los padres sobre sus hijos pequeños conseguire­mos mitigar los malestares de la gripe estacional y mostraremo­s que nos vamos habituando a la prevención en lugar de lamentarno­s.

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