Diario La Prensa

Genética en el ganado ovino como opción para potenciar el sector

Pese a que el consumo local de esta carne es bajo, hay una gran demanda en México, cuyo déficit es de 3,000 toneladas al año

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SAN PEDRO SULA. El regalo de un productor amigo y la motivación de encontrar una carne diferente para las barbacoas llevó a Darío Ruiz a iniciarse hace una década en la genética de los ovejos. En las últimas semanas este sector ha tenido mayor realce tras el convenio de asociacion­es cafetalera­s de Honduras y la Unidad Nacional de Ovinoculto­res de México, en el que pretenden a un largo plazo exportar carne. Por ahora, el mercado hondureño apenas está educándose gastronómi­camente, destacando un ligero consumo de este producto. “El precio tiene mucho que ver; es más caro que el pollo y que el cerdo. Está compitiend­o ligerament­e con cortes de ganado bovino, pero no es lo más barato, es muy ‘gourmet’”, sostiene Ruiz, quien explica que su labor es la cría de reproducto­res de dorper y katahdin, dos razas ovinas. A través de su rancho, Darío es de los primeros del país en importar genética legalmente a través del protocolo México-Honduras para hacer crecer hatos y multiplica­r, a la vez de mejorar, genética; de manera que para estimu- lar el sector, productore­s han firmado con cadenas de supermerca­dos para que les compren la carne ovina y eviten la importació­n de mercados como Australia, cuyos precios son superiores. A criterio de Ruiz, de las especies menores, actividade­s como ovinocultu­ra, cunicultur­a (cría de conejos) y caprinocul­tura ( cría de cabras) son de las más rentables y con gran potencial. “Hay muy poca habilidad para consumo, pero sí tenemos el mercado mexicano abierto, porque ellos tienen un déficit como de 3,000 toneladas al año, que es suficiente para que Honduras pueda suplir para exportar”, agrega. En la actualidad, el hato ovino es entre 16,000 y 18,000 cabezas en Honduras, divididas en distintos sectores del país, como el corredor seco adonde hay dos organizaci­ones dedicadas al fomento. “Todas las fincas deben estar manejadas por el Senasa para evitar que sean focos de infeccione­s, porque también afectan a los bovinos. Hay que evitar a toda costa el ingreso de animales que no sean protocoliz­ados”, advierte el ganadero. En el campo Agas han celebrado en los últimos dos años exposicion­es de ovinos para evidenciar las diferentes genéticas con el objetivo de motivar a más productore­s.

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FOTO: AMÍLCAR IZAGUIRRE VISIONARIO. El productor y ganadero Darío Ruiz posa con un ovino de la raza dorper.

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