Diario La Prensa

Teniente de reserva se hizo sacerdote en Alemania

Dos años de su carrera los dedicó el hondureño a aprender alemán Descubrió su vocación después de conocer al papa Juan Pablo Segundo en un encuentro de jóvenes

- Renán Martínez La Prensa renan.martinez@laprensa.hn

Tuvo una formación militar en su temprana juventud, sin embargo Gustavo Arturo Delcid, de 38 años, estaba destinado a ponerse las vestiduras sacerdotal­es en vez de la fatiga verde olivo. Su ordenación como sacerdote diocesano tuvo lugar el mes pasado en la Catedral Santa Eduviges, de Berlín, Alemania, en una emotiva ceremonia a la cual asistieron sus orgullosos padres Gustavo Delcid y Lizeth Carrasco de Delcid. Como alumno del Liceo Militar del Norte tuvo que pasar las más duras pruebas en el Centro de Adiestrami­ento Militar del Ejército (Came), en Juticalpa, Olancho, desde cruzar un río colgado de una cuerda, hasta madrugar a bañarse en aguas heladas de una poza. “Nos llevaron de noche en camiones del Ejército para que no conociéram­os el camino, por si queríamos regresarno­s”, comentó el recién ordenado sacerdote. Después de salir como bachiller y subtenient­e de la reserva del Liceo Militar del Norte, se matriculó en la Universida­d Tecnológic­a de San Pedro Sula para estudiar Ingeniería Industrial. Luego se pasó a Administra­ción de Empresas, porque no había vislumbrad­o cuál era su verdadera vocación, pese a que ya era parte de la Comunidad Neocatecum­enal, Sacerdote diocesano

pertencien­te a la parroquia, San Vicente de Paúl. Como miembro de esa organizaci­ón internacio­nal tuvo la oportunida­d de participar en una peregrinac­ión juvenil que se realizó en el Monte de las Bienaventu­ranzas, en Galilea, al norte de Israel. Fue un regalo de Dios haber asistido porque allí pudo conocer personalme­nte al papa Juan Pablo Segundo, quien con solo su presencia, motivó al muchacho a continuar por el camino de la Comunidad Neocatecum­enal, aunque todavía no sentía el llamado de Dios para servirlo como sacerdote, según comentó. Las palabras del sumo pontífice le tocaron el corazón cuando expresó: “el Señor los estaba esperando en esta colina en la que Jesús pronunció el Sermón de la Montaña”. Sin embargo, todavía no se manifestab­a su vocación, aunque cree que la semilla de la misma allí quedó sembrada. Al regresar a San Pedro Sula volvió a la universida­d con la duda sobre si se casaba o tomaba el camino del sacerdocio. Fue en un centro vocacional de Comayagua donde un guía espiritual, tras un estudio sobre aptitud vocacional, descubrió que en su interior Gustavo Eduardo quería entregar su vida a Dios. Entonces fue selecciona­do con otros cinco jóvenes para asistir a un encuentro internacio­nal en Italia, destinado a confirmar la vocación manifiesta de muchachos de diferentes partes del mundo. Parecía como si al hondureño lo empujaran a su destino vientos favorables porque allí mismo tuvo la suerte de ganar, mediante sorteo, la oportunida­d de estudiar una carrera sacerdotal en uno de los seminarios diseminado­s en el mundo por la organizaci­ón Redemptori­s Mater. Explicó que estos seminarios son centros de instrucció­n diocesana para jóvenes como él, vinculados al Camino Neocatecum­enal en los que se ofrece una formación orientada al ministerio sacerdotal misionero. A Gustavo Arturo le tocó estudiar en uno de los seminarios de Alemania, así que los primeros dos años de su estudio los dedicó a aprender el idioma. Tras su ordenación, el nuevo sacerdote obtuvo un permiso del obispo de su diósesis en Alemania, para viajar a San Pedro Sula. Estando aquí ofició su primera misa en la iglesia San Vicente de Paul, en acción de gracias por el camino que le abrió la Comunidad Neocatecum­enal.

“En El licEo ni siquiEra pasaba por mi mEntE la idEa dE sEr sacErdotE diocEsano” GUSTAVO DELCID

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