Amar es para siempre
El amor es algo tan serio que solo puede funcionar si uno se entrega del todo, sin reservarse nada. Es la diferencia entre tener muchos pares de zapatos o uno solo; en este segundo caso, seguro que los cuidas más. Si estás pensando que tu convivencia o tu matrimonio es a prueba, es temporal, es para ver qué pasa, seguro que se romperá. Solo si estás decidido a que sea para siempre tendrá una posibilidad seria de salir adelante. Ahora bien, una vez que esta decisión se ha dado, y los que están casados se supone que la dieron en su día, hay que ayudar a unos y a otros a que perseveren en ella. Por eso son tan importantes los cursos prematrimoniales y también la pastoral con las parejas ya casadas. Quizá hace muchos años fue suficiente la participación en la santa misa dominical para llevar una vida cristiana coherente y para perseverar en el matrimonio. Hoy no lo es. El ambiente es hostil y por eso es imprescindible la comunidad, y no solo la amplia comunidad parroquial, sino algo más próximo, más cercano, más afectivo a la vez que también más formativo. El gravísimo problema de las rupturas matrimoniales, unido a la ausencia de nuevos matrimonios, solo se resolverá o al menos se paliará impulsando la participación de jóvenes y mayores en pequeñas comunidades que les ayuden a sacar adelante a su familia. Tienen que entenderlo ellos, tienen que entender que es algo esencial. Tienen que entenderlo los pastores, para dejar de poner, como hacen algunos, palos en las ruedas a todo tipo de movimientos, pues se convierten en aquel perro del hortelano, que ni comía la berza ni la dejaba comer.