Diario La Prensa

El ocaso del pudor

“CONEL ADVENIMIEN­TO DE LAS REDES SOCIALES PARECIERA QUE ESTAMOS ASISTIENDO AL O CASO DEL PUDOR”

- Róger Martínez rmmiralda@yahoo. es

Por encima de las modas o de las costumbres de algunas culturas, los seres humanos hemos tenido siempre derecho a la privacidad de nuestro cuerpo y de nuestro mundo interior. El pudor, entendido como virtud humana, nos ha hecho ver la importanci­a de ocultar y proteger ciertas partes del cuerpo y de mantener la reserva necesaria sobre nuestras ideas y sentimient­os más íntimos y cuya difusión no nos interesa o no nos beneficia. Y esto ha sido bueno. Sin beaterías, hacer del cuerpo algo público de alguna manera implica dar a los demás derecho sobre él; colocar en una vitrina nuestra intimidad puede ser síntoma de muchas cosas: inmadurez, exhibicion­ismo, baja autoestima y otras cosas más. Desde hace un par de décadas, los “talk shows” introdujer­on en la televisión la impudicia más descarada, el morbo más vulgar y la curiosidad más insana. Desde entonces, un largo desfile de seres desgraciad­os nos han contado sus desventura­s, sus supuestos padecimien­tos y sus experienci­as y “secretos” más personales. La infidelida­d, el incesto, la pederastia y otras mil maldades se convirtier­on así en motivo de diversión, en conversaci­ón de pasillo, en cura para el aburrimien­to de más de un desocupado. Luego llegaron los “reality shows”. El hambre, porque los premios han sido muy jugosos, o el deseo de saltar a la fama ha llevado a cientos de personas a arriesgar su vida en una isla desierta, a pasar mil peripecias, a hacer sus necesidade­s ante una cámara. Otros se han dejado espiar las veinticuat­ro horas del día, solo para entretener a un público ávido de novedades y escaso, escasísimo de cultura. Con el advenimien­to de las redes sociales las cosas han ido a peor, pareciera que estamos asistiendo al ocaso del pudor; se exhiben, se publican, se “cuelgan” imágenes, reflexione­s, intimidade­s, preferenci­as, que quien las coloca considera importante­s, aunque a quien las observe o lea les parezcan tonterías. Hay quien coloca en la red fotos de lo que va a desayunar, del vestido que se va a poner o de su ombligo asqueroso. Hay que ser muy vanidoso, o muy tonto, para pensar que semejantes boberías son noticia o pueden interesarl­e a alguien más que a él mismo. Hay quien sigue a Lady Gaga o a Justin Bieber, y pierde el tiempo viendo fotos y leyendo textos de alguien que ignora su existencia y que no ve en él más que una fuente de ingresos, un seguidor anónimo que le reporta ganancias. La idea de guardar la intimidad para la persona que iba a ocupar un sitio definitivo en la vida parece estar superada, el respeto por la propia imagen, física o espiritual, también. Y es triste y peligroso, porque el ocaso del pudor conlleva la pérdida del respeto hacia uno mismo y hacia los demás. Luego no nos quejemos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras