Los seis meses turbulentos de Donald Trump en la Casa Blanca
El polémico mandatario está ahora enfrascado en un pleito con Jeff Sessions, su secretario de Justicia
WASHINGTON. El presidente Donald Trump cumplió ayer sus primeros seis meses en la Casa Blanca y los celebró fiel a su estilo: con una diatriba pública contra su propio secretario de Justicia a raíz de la interminable controversia por sus eventuales relaciones con Rusia. DesdequeseinstalóenlaCasa Blanca, el 20 de enero, Trump ha tenido y ofrecido muy pocos días de sosiego, aunque ahora parece haber abierto un nuevo frente de discordia con el senador Jeff Sessions, a quien nombró secretario de Justicia y fiscal general. Sessions había sido de los primeros legisladores en apoyar la candidatura de Trump, pero el presidente claramente no le ha perdonado que haya decidido recusarse de participar de las investigaciones en el ámbito del Departamento de Justicia sobre las relaciones entre Trump y Rusia durante la campaña electoral. “¿Comopuedeserqueaceptes un trabajo y después te recuses? Si se hubiera recusado antes de aceptar este empleo le habría dicho: ‘Gracias, Jeff, pero el puesto no es tuyo”, dijo el presidente a The New York Times. Trump dijo que hacer eso era “muy injusto con el presidente. Es extremadamente injusto, y estoy usando aquí una palabra suave”. Ayer mismo, Sessions dijo a la prensa que no tiene planes de renunciar, a pesar del público tirón de orejas del presidente. “Tengo el honor de servir como fiscal general. Esto es algo que va más allá de cualquier cosa que yo haya soñado para mí”, dijo el exsenador ultraconservador. Tenía “planeado continuar haciendo mi trabajo por tanto tiempo como lo sea apropiado”, agregó. Al ser consultado si estaba dispuesto a seguir al frente del Departamento de Justicia, Sessions respondió que “estamos haciéndolo ahora mismo. El trabajo que estamos realizando hoy es el tipo de cosa que pretendemos continuar”.
Otros frentes. Trump ha sufrido serias dificultades para ejecutar su agenda política en el Congreso pese a contar con una mayoría republicana, con la confirmación de Neil Gorsuch como juez del Supremo como su mayor logro y la derogación de la leysanitariacomo su fracaso más notable. Las ambiciosas promesas de campaña del magnate han encontrado en el Legislativo, controlado por su propio partido, el mayor escollo, especialmente para abordar la derogación y sustitución de la ley sanitaria del expresidente Barack Obama, uno de sus principales objetivos. El Congreso de EUA tiene una estructura sólida para evitar en la medida de lo posible los abusos de poder, y es en el Senado donde los equilibrios son más complejos, ya que los republicanos solo cuentan con una ventaja de dos senadores sobre los demócratas, y muchos de ellos apoyan el corazón de la ley sanitaria de Obama.