Visa de trabajo
La política antiinmigrante de la administración Trump está causando gran preocupación en Honduras y países vecinos con numerosos compatriotas viviendo en la Unión Americana, unos legalmente y otros indocumentados. Estos últimos con riesgo diario de deportación y los primeros con la amenaza del fin del programa de protección legal. Sin embargo, se abren oportunidades como la anunciada estos días por el Departamento de Seguridad Nacional cuyos funcionarios aseguran el otorgamiento de 15 mil visas (H-2B) para trabajadores temporales debido al daño “irreparable” que podría ocasionar la escasez de mano de obra inmigrante durante el verano. La petición del aumento de este número de permisos para trabajar al ya aprobado, 33 mil, para la segunda parte del año fiscal 2017, el 1 de abril y el 30 de septiembre de este año, fue presentada por la industria hotelera, parques de atracciones y complejos turísticos cuyos administradores aseguran que se verían afectados los negocios en esta época, la de mayor afluencia de turistas. Situación similar, aunque no lo quieren oficialmente reconocer, se produce en el campo, en las tareas de cosecha de frutos, verduras, siembra y cuidado de cultivos para lo que se necesita a los inmigrantes, puesto que la mano de obra nacional rehúye las labores duras y de gran riesgo, como es el área de la construcción, agricultura, limpieza y otros servicios imprescindibles para el normal desenvolvimiento de las actividades de los ciudadanos. No es este panorama de inmigrantes exclusivo de Estados Unidos, también en Europa, con una presión migratoria mayor, el objetivo de la supervivencia, exigencia existencial de millones de personas. Las precarias condiciones de vida, inseguridad, violencia y desempleo, alimentan un permanente éxodo hacia el norte, por lo que la aspiración por humanizar los desplazamientos y la estancia en los lugares de llegada sigue siendo deseo de los gobiernos, de manera que una migración segura, ordenada y regulada mediante acuerdos bilaterales y multilaterales proteja los derechos humanos de quienes dejan su tierra. El permiso temporal de trabajo debiera ser la puerta para un contrato de acuerdo a la ley que favorezca la convivencia, el entendimiento y la comprensión entre todos y mejore la economía del país receptor, pero con beneficios también para el inmigrante y para su familia que quedó en el pueblo. La aplicación a la H-2B y su posterior adjudicación debe mostrar la actitud, la responsabilidad y los excelentes resultados de los hondureños contratados temporalmente con la puerta abierta para próximas oportunidades.