Consultora internacional y asesora de imagen
Cada época crea y cultiva su propio concepto de belleza de acuerdo con los cánones del momento. Si bien, históricamente hemos transitado de los cuerpos rollizos a la extrema delgadez, hoy en día el concepto de lo “atractivo” se basa en tener un cuerpo fuerte, marcado y tonificado, tanto en hombres como en mujeres, sin llegar a la exageración. Es decir que prima una idea que se relaciona con lo saludable. Es un hecho que no hay nada más agradable al tacto que unos brazos u hombros tonificados, porque crean en la mente una fantasía placentera sobre el trabajo físico, la conciencia de sí mismo y un cuidado de la salud que tiene la persona con quien se está. Esto a su vez responde a la búsqueda más antigua y primaria del ser humano: la conservación de la especie. Cuando no es así, la decepción puede nublar la imagen que nos formamos de dicha persona, tal como le sucedió a Rodrigo. Muchos crecimos con la idea de que hacer pesas era solo para los musculosos de gimnasio o los fisicoculturistas. Además, se nos inculcó que hacer ejercicio aeróbico era la mejor forma de cuidar la salud. Si bien la mejor medicina preventiva es el ejercicio, muchos descartan el desarrollo de la fuerza casi siempre por razones equivocadas. “Investigaciones científicas modernas demuestran que trabajar con peso -ya sea de una mancuerna ligera o de tu propio cuerpo- puede ser el mejor ejercicio para el óptimo funcionamiento físico a lo largo de la vida”, comenta el doctor Timothy Church, director del Pennington Biomedical Research Center.
Ejercicio y salud Ayuda a tu postura y a perder grasa. Contrarresta la pérdida de masa ósea. “Entre más sedentario seas, tus huesos se harán más débiles”, comenta el doctor Joseph Mercola, especialista en medicina funcional. Lo mismo sucede con los músculos, que sin tonificación facilitan las caídas y rupturas de huesos y propician un posible deterioro. Reduce la inflamación. Esto, como sabemos, es el origen de la mayoría de las enfermedades crónico degenerativas. Reduce el riesgo de síndrome metabólico. Lo anterior no es más que un cúmulo de condiciones - cintura amplia, triglicéridos elevados, bajo HDL -que es el colesterol bueno-, presión alta y elevada azúcar en sangre; lo cual en conjunto eleva las probabilidades de adquirir diabetes tipo 2 y padecimientos de corazón, como afirma Mercola.