Diario La Prensa

Elecciones... sin reforma

- Víctor Meza casavalle@cedoh.org

Parece que ya es definitivo, el tiempo se es fuma y la voluntad sigue ausente: vamos a elecciones sin reformaele­ctoral, esdecircon­las viejas reglas, los viejos procedimie­ntosy, alomejor, las viejas trampas yzancadill­as. Enunescena­rio semejante, el partido de gobierno tiene muchas ventajas, casi todas las ventajas. Laoposició­n, encambio, ya sea a nivel de partido individual o a nivel de coalición de fuerzas políticas, tiene muchos obstáculos por delante y suficiente­s des ventajas. Las ventajas del Gobierno son las desventaja­s de la oposición. En septiembre del año 2013, a punto ya de celebrar las elecciones generales que dieron el triunfo al actual gobernante, todos los partidos políticos firma ron un documento de compromiso con la delegación de observador­es de la Unión Europea para realizar, inmediatam­ente después del proceso electoral, las re formas necesarias que dieran al sistema mayor transparen­cia y credibilid­ad pública. Se trataba de modernizar y democratiz­ar el sistema político electoral del país. Han pasado cuatro años desde entonces y las re formas no se han llevado acabo; los políticos firmantes incumplier­on su palabra y engañaron ala comunidad cooper ante internacio­nal. Mintieron ayer, con el mismo cinismo que siguen mintiendo hoy. La burla de los compromiso­s y la ausencia de ética en las cúpulas políticas que controlan el Congreso Nacional, una vezcombina­das, fueron factores suficiente­s para impedir la reforma y conservar el mismo y ya desgastado y desprestig­iado sistema electoral del país. Esas cúpulas políticas, enemigas dela modernidad y de la democracia, son y serán las responsabl­es de lo que suceda a finales del próximo mes de noviembre. Su obstinació­n conservado­r ay su adhesión férrea al pasado y al fraude, son, entre otras, algunas de las razones inmediatas que impiden procesos electoral es creíbles y aceptables. La reforma electoral no se limita aun simple reparto de posiciones burocrátic­as en los organismos encarga das de gestionar el proceso electoral, concreta mente el Tribunal Supremo Electoral y el Registro Nacional de las Personas. No, esa reforma va y debe ir más allá, porsupuest­o. Debeapunta­rala democratiz­a ción de todo el proceso para hacerlo más accesible y participat­ivo, más transparen­te y legítimo. Entre más democrátic­o y equitativo sea el proceso electoral, mayores y más permanente­s serán sus niveles de credibilid­ad y aceptación pública. Y, en consecuenc­ia, más sólidos y consistent­es serán los pilar es sobre los cuales se debe consolidar la democracia en Honduras. Pero, para hacerla reforma, se necesita básicament­e una firme voluntad reformista. Se necesitan líderes políticos convencido­s de la necesidad del are forma. Se requiere una nueva mentalidad, una visión de estadistas y vocación transforma­dora, deseos de modernidad y convicción democrátic­a que, por lo visto, la mayoría de los actuales dirigentes políticos no tienen. Confunden su militancia política con la sabiduría política. Apelan a sus años de militancia como si fueran la mejor garantía de una su puesta convicción democrátic­a y conocimien­to profundo. No hay tales: la cultura política democrátic­a no es algo que se adquiere así no más, organizand­o fraudes y articuland­o trampas electoral es, manipuland­o resultados y distorsion­ando la voluntad de los votantes. Esas son prácticas anti democrátic­as y, por lo tanto, jamás podrán ser fuente de valores y principios democrátic­os. Menos para que sirvan como escuela de sabiduría y cultura políticamo­derna. La reforma del sistema electoral actuales una necesidad del propio sistema político predominan­te en Honduras, que, paradójica­mente, la necesita para poder seguir siendo útil y funcional. Re formar algo para que el sistema no sucumba ni colapse. Pero los dirigentes políticos conservado­r es, sean del partidoque­sean, noparecend­arse cuenta de esta simple verdad de Pero grullo. No acaban de entender que la reforma puede servir para prolongar un poco más sus gasta dos liderazgos, como tampoco entienden que sin reforma crean las condicione­s para que los resultados electorale­s de noviembre carezcan de la credibilid­ad necesaria para ser acepta dos tranquilam­ente por una población sumida en la duda y la des confianza. La reforma habría servido para bajar el nivel de crispación y debilitar ladudacole­ctiva. Sinreforma, el escenario esotro: crece la des confianza, aumentan las sospechas de fraude, se reafirma la voluntad triunfalis­ta de los principale­s candidatos­y, sobretodo, segenera un ambiente propicio para la confrontac­ión y la crisis. Un escenario nada estimulant­e y cargado de amenazasyr­iesgos. Lospolític­os conservado­r es y mentirosos, los que incumplier­on el compromiso deseptiemb­rede2013, sonyserán los responsabl­es si lo que hoy es apenas un conflicto legislativ­o, se convierte mañana en una crisis política nacional. Estamos advertidos.

“NECESITAMO­S POLÍTICOS CONVENCIDO­S DELAREFORM­A SINCONFUND­IR MILITANCIA CONSABIDUR­ÍA POLÍTICA”

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