Planes de gobierno
Los candidatos presidenciales han comenzado a presentar a la población sus respectivos planes de gobierno; esto es bueno. Antes de que comience la campaña, que todos esperamos tenga más contenido y menos eslóganes, es necesario que los hondureños sepamos qué piensan hacer los distintos partidos en caso de que lleguen al poder de la nación. Los retos están a la vista: seguridad, salud, educación, fortalecimiento de los valores cívicos y morales, crecimiento económico…, nada más y nada menos. Estas continúan siendo las aspiraciones de una población que, cada cuatro años, acude a las urnas con la esperanza de ver resueltos sus problemas más ingentes y que luego contempla con frustración cómo los avances son muy tímidos o las promesas no fueron más que eso, promesas. Por lo anterior es urgente que en cada uno de los planes de gobierno haya propuestas concretas, medibles, evaluables a fin de que, en la medida en que van pasando los años que el ganador esté en el poder, pueda determinarse si se ha avanzado o si todos los esfuerzos han sido en vano. Estas propuestas concretas deben señalar de dónde se obtendrán los fondos para realizar tal o cual proyecto y evitar vaguedades como las siguientes: vamos a mejorar la educación del país, vamos a ser el país más seguro de la región o habrá salud para todos. Suena bonito, pero si no se señala el camino preciso difícilmente se llegará a la meta. Está claro que, en seguridad, todos queremos que se acabe, de una vez por todas, con la extorsión, que muchas familias puedan volver a sus barrios y a sus casas, que se salga a la calle sin tener que llevar el corazón en la mano. En educación queremos calidad para todos, que no se siga ampliando la brecha entre los servicios que prestan las instituciones privadas y las públicas, que no vuelva nunca a presentarse una crisis como la que ha atravesado la Unah en los últimos meses, que no es más que otra edición de otras anteriores. En salud no queremos que los menos afortunados, los que acuden a los hospitales públicos, tengan que esperar seis meses para obtener una cita, que los pacientes no reciban recetas, sino medicamentos, que las familias no tengan que llevar ropa de cama ni ningún tipo de material o medicamentos para que sus enfermos sean atendidos y tratados como se debe y, por supuesto, que además de calidad haya calidez, pues los médicos y las enfermeras de los centros de salud y los hospitales del Gobierno no tienen precisamente fama de respetar a los que acuden a ellos. Es importante que nadie vaya a votar sin que antes haya conocido qué se le promete, qué se le propone, qué se le ofrece para votar más conscientemente.