Planificación personal simplificada
Una vez pregunté el secreto de su diligencia a una de las personas más ordenadas que conozco. Quedamos en una fecha determinada para la clase que resolvería mis dificultades de llegar a hacer todos mis pendientes. Al fin conseguiría que el día me rindiera y llevaría a feliz término todos mis proyectos, objetivos y pendientes. Sin pretender minimizar estos sistemas, puedo decir que cuento con una certificación de Franklin Covey, probé casi por un año el sistema que David Allen expone en su libro Getting Thing Done, traducido al español como Orga
nízate con eficacia, llevé por casi un año también un organizador al estilo Bullet Journal y pasé por un sinnúmero de planificadores digitales o de papel. Sin mencionar la cantidad de libros leídos para encontrar el quid de cómo acertar con esa difícil virtud del orden. Por esta razón, me sorprendió que mi mentor se presentara a la cita solamente con una hoja de calendario en la que estaba impreso el mes en curso. Me dijo: “Coloca tus pendientes y compromisos en la fecha indicada”, después me dijo que yo escogía si continuaba haciendo mis pendientes a última hora, como solía suceder, o tomaba las previsiones para trabajar con antelación. Concluyó su lección con esta frase tantas veces escuchada: “Lo que se hace a última hora suele hacerse mal”, y se despidió con una sonrisa, ya que el tiempo previsto había concluido. En junio pasado cayó en mis manos una versión de la agenda Passion Planner. Aprovechando otra de mis aficiones, encuadernar libros, fabriqué una versión personalizada de dicho planificador. El calendario sencillo para cada mes y semana me trajo a la memoria la antigua clase de orden y aprovechamiento del tiempo. Tal vez lo novedoso en esta agenda era la rutina trimestral para establecer metas y un sistema muy sencillo para dividir esas metas en objetivos accesibles que se distribuyen y priorizan en el tiempo.