Diario La Prensa

DE HURACANES

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MIAMI. Millares de personas vivieron horas de angustia, con la vida en un hilo, porque pensaron que en cualquier momento morirían o se quedarían sin su casa. El huracán Irma entró en la madrugada por los Cayos de Florida, en el extremo sur del estado, con una fuerza de categoría cuatro y con vientos máximos sostenidos de 215 kilómetros por hora, y horas después puso a temblar a los habitantes. “Todo se está moviendo, todo se está rompiendo... Los sonidos son horribles”, dijo Zandra Mattia, quien pensó que su peluquería en el centro de Naples iba a ser destruida por los poderosos vientos y la tormenta, publicó ayer The Wall Street Journal. Cuando el huracán Irma cerró Naples, Mattia se acurrucó dentro de un armario con su marido Peter. Esta mujer de 48 años, que vive fuera de la zona de evacuación obligatori­a y a unos 15 kilómetros del Golfo de México, estaba aterroriza­da por el poder de Irma. Algunos ciudadanos escépticos, acostumbra­dos a las advertenci­as, hicieron caso omiso a los anuncios de las autoridade­s, pero más tarde supieron que efectivame­nte esta vez el huracán era una amenaza real y de gran poder. “Nunca había estado tan preocupada”, expresó Allison Wallrapp, de 29 años, quien decidió quedarse en su casa. Esta nativa de Tampa, conforme a The Journal, expresó que ella ha sido testigo de muchas advertenci­as de huracanes a través de los años, pero su ciudad natal siempre se había salvado. Ella relató que su familia habría evacuado de Tampa si hubieran sabido que la tormenta tomaría un giro hacia el oeste El viernes consideró brevemente conducir hacia el norte, pero después de oír historias sobre la escasez de gas, los hoteles con reservas y el tráfico atascado decidió quedarse. La alerta aún se mantiene en Florida.

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