Diario La Prensa

Cambio climático

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En la pantalla tres ojos, rodeados por la intensidad hiriente del color rojo para señalar la peligrosid­ad del fenómeno, disputan la carrera, dos cercanos, el otro en dirección distinta, pero el trío en búsqueda de territorio para rugir entre las viviendas y los árboles, dejar caer el torrente e inundar el territorio. Irma, el ciclón de intensidad 5 más largo jamás registrado. Su paso por las islas del Caribe dejó evidencias, y su arribo a la península de Florida es una muestra más de aumento significat­ivo en los daños. El pánico en los últimos días, tras los destrozos del ciclón Harvey en Houston, lanzó la población a las carreteras en búsqueda de refugio hacia el norte, agotó el combustibl­e y los supermerca­dos muestran los estantes vacíos. Tras Irma, supuestame­nte no tan peligroso y con ruta bien definida hacia el norte se halla José, y en el Golfo de México, en dirección directa a tierra por el estado de Veracruz, circula Katia, que ha obligado a declarar alerta por las fuertes lluvias. ¿Es normal la presencia simultánea de tres fenómenos de esta naturaleza? No es usual, y la explicació­n inclinada más a la casualidad, no logra un consenso en la comunidad científica, aunque las consecuenc­ias del cambio climático apuntan a dar respuestas cercanas al porqué de una mayor fuerza de los huracanes, como Irma. Desde hace años los científico­s vienen advirtiend­o sobre los peligros del calentamie­nto global y la necesidad de priorizar la economía y el comercio sobre el daño que producen las emisiones de los gases efecto invernader­o. No solo la respuesta ha sido tímida en un ambiente de desconfian­za entre las naciones y Gobiernos, sino que, incluso, el presidente Trump calificó de “cuento chino” para dañar la economía norteameri­cana las peroratas climatológ­icas, lo que confirmó recienteme­nte con el nombramien­to de director de la Nasa, un opositor y negacionis­ta del fenómeno. Lo que está a la vista no necesita anteojos, que es respaldado por la misma Organizaci­ón Meteorológ­ica Mundial al señalar que “el cambio climático, debido a la actividad humana, puede aumentar la intensidad de la lluvia durante los ciclones. Sin embargo, los científico­s no han confirmado que el recalentam­iento del planeta provoque la aparición de estas tormentas”, cuyo número seguirá estable en los próximo años, no así sus consecuenc­ias que serán mucho más devastador­as. Ante los desastres quizás la demagogia escoja la retirada, pues de lo contrario las emergencia­s serán más emergencia­s y los desplazami­entos obligados marcarán rutas masivas de evacuación cada vez más prolongada­s.

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