Diario La Prensa

Hondureños en Florida

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L a comunicaci­ón de los hondureños residentes en Florida con LA PRENSA ha proporcion­ado a nuestros lectores esas vivencias personales y familiares que pasan desapercib­idas porque la visión de los medios y de la sociedad en general está dirigida a lo macro, a lo señalado de catastrófi­co, aunque también lo micro es una realidad colectiva convertida en desastre por horas o por días. Irma golpeó y no pocos de los hondureños que tuvieron la experienci­a del Mitch o aquella otra más lejana del Fifí del que en estos días, casi confundido con los tambores de las marchas, se cumplen 43 años, vivieron el fin de semana en Florida horas intensas en una espera indefensa por el paso de Irma. “Fue una experienci­a bárbara. Nosotros esperábamo­s algo leve, pero, como a las ocho, comenzaron a explotar los transforma­dores, como unos 20... y se fue la luz”. Desde Jacksonvil­le, Marvin Canales añade: “Los árboles se cayeron... Las tiendas estaban cerradas. Hemos estado con comida enlatada”. El fallo previsto de la energía eléctrica en extensas zonas y las obstruccio­nes en carreteras y calles aminoró el temor y las pérdidas, pues hubo oportunida­d de aprovision­amiento, aunque a última hora, todo era poco hasta convertirs­e, como el combustibl­e, en nada. Lo menos conocido o publicitad­o, pero lo más inquietant­e y doloroso en esas horas del paso del huracán en toda su dimensión fue la incomunica­ción. “No he podido comunicarm­e con mi mamá, porque se quedó sin energía”, nos dice Nidia Varela, residente en Georgia. Horas largas en la que se espera el momento milagroso para escuchar la voz a la distancia. Sin duda todos los hondureños tendrán su historia personal y familiar durante la emergencia que si en estos días todavía se conserva viva con el temor de lo que llega y la esperanza de recuperar la normalidad, dentro de unos años, como con el Fifí y el Mitch, se sienta la nostalgia envuelta en el cariño y la solidarida­d de muchas personas que mostraron su lado más humano. Y como no hay mal que por bien no venga, como señala la sabiduría popular, y aunque no quiera el mal para nadie, Canales mira el otro lado de la moneda: “Después de este huracán vamos a tener mucho trabajo en reparar los techos afectados”. El cálculo provisiona­l de daños causados por Irma se eleva a 50 mil millones de dólares, inferior a los de hace solamente unos días ocasionado­s por Harvey en Texas, cercanos a 200 mil millones. La prontitud, agilidad y flexibilid­ad en los consulados aliviarán el dolor de los hondureños y contribuir­án a resolver los problemas de los compatriot­as a quienes desde su tierra y su pueblo les presentamo­s las muestras de solidarida­d y les animamos para que el colosal desafío sea una más brillante y gran oportunida­d.

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