Diario La Prensa

Pedro Claver y Cartagena de Indias

sanpeDrocl­aver, ejemplopar­a nosotrosen­un munDoDetan­tas esclavituD­es, pobrezay violencia

- Rómulo Emiliani unmensaje_alcOrazOn@yahOO.cOm

Por las calles de Carta gen a de Indias veían caminando siempre cabizbajo aun padre que llevaba un asotana raídayconp­arches, conunmanto negro, y rodeado de seis negros. Era el que se llamó así mismo ,“El esclavo de los esclavos negros ”. San Pedro C la ver era un religioso jesuita, tímido y callado, de oración profunda, en extremoaus­tero, quecomíaal­día medio plato de arroz y un pedazo de pan mojado en agua. Había sido destinado a Carta gen a de Indias, atravesand­o el mar Atlántico, para no volver nunca más a España. Esta era una ciudad bullanguer­a en el sigloXVII, con tres fuertes militares queladefen­dían. Puertoimpo­rtante del imperio, con sus señores ricos y mansiones, plazas señoriales, mercados populares, case ríos de pobres, haciendas y muchos esclavos. Sede de la Inquisició­n y lugar de paso para otras partes de América. Allí residía una comunidad de jesuitas. Eran unos20misi­oneros. La fe católica era vi vida asuman era por la mayoría, pero existían grupos que practicaba­n a escondidas la brujería y otras superstici­ones. Pero lo más escandalos­o visto desde hoy, era que allí llegaban los barcos negreros, llamados armazones, cargando cada uno de 400 a 600 hombres y mujeres traídos de África. Atracaban al puerto, más o menos, doce barcos por año. Ensusbodeg­as venían atados concadenas, hacinados, sinsalir nunca a cubierta durante los cu ar en- ta días o más de navegación, negros de diferentes tribus y naciones. Permanecía­n siempre encadenado­s y entre sus excremento­s y orines. Un veinte por ciento moría en la travesía de África hacia América. Esos eran tirado sal mar para ser comidos por los tiburones. Se discutía en el siglo X VI yXVIIenl as universida­des europea s si tenían alma o si eran capaces de razonar. Esas personas eran captura das por tribus que las vencían en guerras y vendidas como botín a los negreros portuguese­s, españoles, ingleses y holandeses. Otros eran caza dos como animales en las selvas y llevado sal puerto, donde los embarcaban. Esta vergüenza de la civilizaci­ón cristiana se extendió por unos tres siglos en toda América. PuesPedroC­laver, delgado, de aspecto débil y muy pálido, nacido enVerdún, Cataluña, sedirigíah­acia uno de esos barcos negreros que acababa de llegar al puerto. Subía al barco, y cuando abrían la escotilla que comunicaba ala bodega, un hedor insoportab­le salía de abajo y los llanto s de los pobres negros se escuchaban. Estando ya con ellos, San Pedro C la verles decía que no tuvieran miedo, que venía a darles frutas y para hablarles de Dios. Se dirigía a los más enfermos y los atendía. Repartía agua, mangos, bananos, naranjas y empezaba a predicar. Muchas veces se le veía llevar en sus espaldas cubierto por su propio manto al más enfermo y llevarlo al hospital. Ese manto lo usaba Pedro como sábana para enfermos, o mortaja para llevar al cementerio a los muertos y al santo se le veía frecuentem­ente lavar lo para usarlo con los más necesita dos. Se habla de cu raciones y milagros y de haber resucitado a dos personas. Antes de que en la plaza pública se“subastara” alosnegros­como esclavos para trabajaren minas, trapiches, casasderic­os, cultivode caña de azúcar, tabaco, él los evangeliza­ba y los bautizaba. Aldarabesa­r reliquias de santos o su crucifijo, enfermos incurables se sanaban. Solía visitara los esclavos en sus haciendas y llevar les medicinas de hierbas y frutas. Trataba a los esclavos con mucho cariño, curaba sus heridas y enfermedad­es y ayudaba a los moribundos a bien morir. Se dice que en 40 años llegó a bautizara unos 300milnegr­os. Noerabienv­isto porlosnegr­eros, por personasri­cas de la ciudad e inclusive por algunos hermanos jesuitas que lo acusaban de guardar bienes en contra del voto de pobreza y de que era un pobre ignorante porno ser muy conocedor de filosofía y de teología. San Pedro C la ver representa la misericord­ia de Dios vi vida del amanera más radical, ejemplo para nosotros en un mundo de tantas esclavitud es comolapobr­eza, ladrogadic­ción, el alcoholism­o y la violencia. Que el Señor nos dé corazón misericord­ioso y recordemos que con Él somos invencible­s.

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