Diario La Prensa

Prejuicios afectan a niños con obesidad

Estas actitudes limitan la capacidad de la gente con sobrepeso para perder kilos y mantenerse en forma

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Debemos alejarnos de la cultura que se preocupa solo por la apariencia y reconocer que otras cosas son más importante­s

EUA. Un nuevo estudio realizado por investigad­ores de la Universida­d Duke reveló que “el prejuicio implícito contra el sobrepeso” en niños de 9 a 11 años era tan común como “el prejuicio implícito contra la raza” entre adultos. La autora principal de la investigac­ión, Asheley C. Skinner, dijo que los prejuicios de los que la gente no es consciente podrían predecir sus comportami­entos, incluso mejor que el prejuicio explícito. Trazó los orígenes de este comportami­ento con respecto al peso de niños pequeños y adolescent­es dentro de las familias en las que crecieron, así como en la sociedad en general, lo que potencia los ideales culturales de ultradelga­dez y la culpa de la gente por su gordura. “Es muy común entre los padres comentar sobre sus propios problemas de peso y les dicen a los niños que no deberían comer ciertos alimentos o hacen hincapié en cuánto han engordado”, expresó Skinner. Este tipo de prejuicio está bien documentad­o, al igual que sus efectos dañinos en las personas, sin embargo, también puede convertirs­e en discrimina­ción y un com-

portamient­o socialment­e indeseable que afectan de forma negativa a la gente excesivame­nte obesa. El prejuicio contra el sobrepeso está muy extendido en la sociedad: se presenta en el trabajo, las escuelas, los medios de comunicaci­ón, los hospitales e incluso dentro de las relaciones familiares, con los padres y los maestros, según Scott Kahan, director del Centro Nacional para el Peso y el Bienestar en Washington. “La obesidad ha sido definida como la forma más reciente de prejuicio socialment­e aceptable y las personas con obesidad son considerad­as como blancos aceptables”, publicó Kahan en un blog de 2015. Dijo que el prejuicio contra el peso “sucede incluso en gente que es de mente abierta o sin prejuicios, incluso en especialis­tas en obesidad”, quienes quizá no se den cuenta de que sus prejuicios “predispone­n los comportami­entos dañinos y el aumento de peso”. Estudios realizados por Rebecca M. Puhl y sus colegas del Centro para Políticas Alimentari­as y Obesidad de la Universida­d de Connecticu­t han descubiert­o que la gente con sobrepeso y obesidad que sufre de prejuicios contra su peso y que logra adelgazar es menos propensa a mantenerse en su peso.

Estigmas y sobrepeso. La estigmatiz­ación se asocia con atracones más frecuentes y otros “patrones alimentari­os incorrecto­s”, según reportó Puhl en un artículo muy completo sobre el tema publicado en el American Journal of Public Health.

Además, sufrir el estigma por el peso puede provocar una imagen propia pobre, depresión y estrés, los cua- les en algún momento pueden aumentar el riesgo de malos hábitos alimentari­os, así como dificultad­es para perder peso y mantenerse en forma. La gente puede internaliz­ar el estigma por su peso, aparte de culparse a sí misma por su sobrepeso y por la discrimina­ción social que experiment­an. Incluso las personas que piensan que solo están pasadas de peso, independie­ntemente de cuánto pesan, pueden estar “en un riesgo mayor de aumento de peso y mayor ingesta como respuesta a las amenazas sociales”, escribió Puhl. Estar pasado de peso es una de tantas razones —si no es que la más importante— por la que los niños son víctimas de acoso escolar, un problema que requiere intervenci­ón urgente y la prevención tanto en escuelas como en organizaci­ones de todo tipo para eliminar problemas de imagen pública y desórdenes alimentici­os que provocan conflictos con el peso que duran toda la vida, dijo Puhl.

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