El machismo de Hugh Hefner
El 27 de septiembre falleció Hugh Hefner, el fundador de la revista Playboy, considerado por algunos como un visionario y promotor de la liberación sexual. En mi opinión, más bien lo definiría como un exponente más de la cultura machista que juzga a las mujeres en función de la belleza y su capacidad de otorgar placer a los hombres. “Disfrutar de las mejores cosas de la vida” era el lema de la revista y también el estilo de vida que Hefner pretendía llevar. Esta definición de “buena vida” plantea el uso de las mujeres como objetos para el propio placer y la fama. Con la perspectiva objetiva que dan los años, se contempla con claridad que las convirtió en objetos sexuales, con orejas y cola, pero además las transformó en “objetos de status”. Según la pseudofilosofía de Playboy, si eres un hombre rico y exitoso, tienes derecho a todas las mujeres que desees. Las “novias” y conejitas eran objeto de abuso verbal por su jefe/novio y funcionaban en condiciones que excedían los requerimientos de cualquier compromiso laboral que se precie de igualdad y respeto a la dignidad de las personas. Hugh Hefner alardeaba de que Playboy no trataba principalmente de sexo, sino de una “visión del hombre americano”, de lujo, de cultivada educación y buena vida. Contrataba a las mejores plumas de la literatura para escribir artículos. Sin embargo, sus lectores no opinaron igual. Cuando en 2015 decidieron retirar los desnudos de la revista, sus ventas decrecieron de tal manera que a principios de este año decidieron reintroducirlos. Hace pocos días la periodista Helen Rosner publicaba en su cuenta de Twitter: “Rodear excelentes e inteligentes artículos con fotos de mujeres desnudas es una buena manera de dejar claro que no esperas que las mujeres lean los artículos”. Irónicamente, para sus novias y conejitas sí ocurría que los desnudos no eran lo más importante, tan solo eran una de las tantas cosas que formaban parte de un cúmulo de desprecios.