La transparencia
Transparente, parece ser la palabra de moda por el uso, casi permanente, en el ambiente electoral en que estamos envueltos los hondureños a poco más de un mes de acudir a los centros de votación. Habrá que recurrir al diccionario y más que a él a la honestidad de los individuos para que no obstaculicen o impidan lo que debiera ser “claro, evidente, que se comprende sin duda ni ambigüedad”. Para otras acepciones similares será muy bueno y saludable que los dirigentes políticos abran el librito de la RAE y despojar del rastro y lastre políticos que dan en sus discursos, mensajes, pactos u otras plataformas electorales. Es tal la fiebre de la transparencia, a nivel de lenguaje, que el verbo, transparentar, se ha convertido en palabra de uso tan común más que la acción en sí, como compromiso, se va desviando hacia quienes desde afuera den crédito y certifiquen el grado y la calidad de la visión sobre, en este caso, la jornada electoral de principio a fin, aunque la mira también está puesta por conveniencias preparadas en la antesala, pues hasta la víspera misma sobrarán quienes lavanten la bandera de las reformas electorales, responsabilidad de los políticos que debieron cumplir fuera de polarizaciones extremas propias del proselitismo electorero. Pero volvamos a la transparencia que, según el diccionario, “dicho de un cuerpo: Que permite ver los objetos con nitidez a través de él”, estirando la acepción habrá que dirigir la mirada hacia el sistema, hacia las estrategias de los partidos, hacia los dirigentes de los institutos políticos y hacia aquellas personas representantes de los partidos en las mesas de votación. ¿A través de ellos veremos los hondureños con nitidez, con claridad, la defensa de la voluntad popular por medio del voto en el que se evidencie claramente el bien común de acuerdo a ideologías, objetivos, intereses e, incluso ilusiones, de cada uno de los electores? Está difícil, pero la esperanza es lo último que se pierde y en vista de los obstáculos que pueden opacar la visión y nublar la imagen, la labor de personalidades invitadas, observadores, nacionales e internacionales, y vigilantes de urnas contribuirán a valorar el civismo de los hondureños y a “velar por elecciones justas, transparentes y con igualdad de derecho para todos”, según notificó la OEA a los miembros del tribunal electoral.