Otro paso más
Otra respuesta con expectativas sumamente positivas a la inseguridad y la violencia pone de relieve el interés, esfuerzo y visión del Gobierno por atacar de frente problemas a los que se respondía con paliativos no pocas veces magnificados por los mismos funcionarios. Nos referimos a la carencia o vacío a la que aludían las autoridades y la misma sociedad cuando las exigencias de justicia se desvanecían por la falta de sustentación o las supinas deficiencias o evidentes carencias en la investigación de los crímenes. Desde las filas policiales se apuntaba a la falta de instalaciones apropiadas y de equipo actual con respaldo en sistemas y programas de la tecnología moderna y desde el sistema judicial los señalamientos, de los cuales estaban hartos los fiscales y muy felices los defensores, se dirigían a la falta de pruebas científicas, testimonios documentales y estudio con detalle de la escena del delito para su procesamiento indubitable de manera que los acusados tenían su mejor aliado en la debilidad de las pruebas y en consecuencia el incremento de la impunidad. Este escenario de décadas está a punto de bajar el telón con la inauguración, en diciembre, del moderno complejo de la Dirección Policial de Investigaciones con un funcional edificio en el que el laboratorio de criminalística estará dotado de equipo para el funcionamiento pronto, oportuno, eficaz en todas las áreas necesarias y exigidas para acabar con la impunidad. La enfermiza queja de investigadores, fiscales y jueces habrá de desaparecer, pues la mirada ya no se dirigirá a recursos tecnológicos o financieros, sino a las personas que han sido capacitadas incluso en el exterior. Como en todo el quehacer humano, la máquina, la tecnología ayuda, coopera en la consecución de los objetivos, pero el éxito o el fracaso está condicionado al profesionalismo, la honestidad, la capacidad y la visión de los individuos que la manejan. Y en esto es donde pueden surgir algunas dudas entre los hondureños, pues es tanto el fiasco y tan hondas las frustraciones que hasta ahora estamos comenzando a vislumbrar luz a la salida del túnel, tan largo y oscuro como la capacidad y voluntad de quienes dejaron que anidara y se enquistara la violencia y la inseguridad en la vida de los hondureños, en pueblos y ciudades, en calles y rincones de nuestro país. El trabajo científico en el laboratorio ampliará las posibilidades de justicia y logrará reducir el vasto campo de impunidad de manera que la ley sea, el que la hace la paga, y la excepción, falta o tardía justicia, porque la impunidad dejó de campear en nuestro país.