Diario La Prensa

Diplomacia a la hondureña

- Sergio Zavala Leiva opinion@laprensa. hn

Lejos está la diplomacia de nuestro país de ser lo que fue en su época dorada, aquella en la cual se estableció el sistema de méritos para optar a los cargos diplomátic­os y consulares, como cuando fungió el canciller de la Republica el Dr. Esteban Mendoza, que incorporó al servicio exterior a distinguid­as personalid­ades como J. Antonio Peraza, quien fue destacado a España; Alejandro Rivera Hernández a Nicaragua y Víctor Cáceres Lara a Venezuela. En 1956, cuando sirvió como ministro de Relaciones Exteriores el Dr. Jorge Fidel Durón, este no solamente conservó aquellos magníficos cuadros, sino que promovió y nombró a nuevas figuras como a Ramon Villeda Morales, que antes de ser Presidente fue embajador en Washington, al poeta Céleo Murillo Soto, que fue designado como cónsul general en Nueva Orleans, y al también poeta Jaime Fontana que fungió como secretario de nuestra delegación en México. Justo es mencionar también a otros intelectua­les que han contribuid­o a enaltecer al país, como óscar Acosta, que sirvió como secretario de la embajada hondureña en Lima; la poetisa Clementina Suárez, que fue agregada cultural en El Salvador; Virgilio Zelaya Rubí, secretario de la misión diplomátic­a en Italia, y qué decir de Froilán Turcios, el más conspicuo de los embajadore­s hondureños acreditado­s en Francia, en donde serví años después como jefe de misión en la época mitterrand­ista. Pero hoy día, la institució­n que nos ocupa se encuentra en crisis, anda como decía don Eliseo Pérez Cadalso, “como el morral de un crápula a cuestas”, debido al poco interés en mejorar este servicio, dado el compadrazg­o político en la elección de los funcionari­os diplomátic­os que, salvo algunas honrosas excepcione­s, han dado una pobre imagen del país, pues sus actuacione­s en ningún momento han tenido que ver con el fomento de las relaciones comerciale­s o culturales de Honduras. El caso más reciente es el de Edgardo Paz Sierke ministro consejero de la embajada de Honduras en Guatemala que ha llenado de cieno a la diplomacia de nuestro país, al orinar alcoholiza­do en plena plaza del Palacio General de los Capitanes, como lo pudimos observar en los videos que circularon por las redes sociales, que se suma a otros escándalos más que van desde juergas y consumo de alcohol, hurto de cubiertos de plata patrimonio del pueblo español, defraudaci­ón fiscal, venta de pasaportes, de dispensas, impago de obligacion­es, alquileres, y jaranas, extensión maliciosa de visas, etc. etc. Nuestra diplomacia no debe dejarse a la improvisac­ión ni a la prebenda, o a la incapacida­d de quienes lamentable­mente selecciona­n al personal de nuestras misiones en el exterior. De lo contrario, casos como el de Paz Sierke continuará­n ocurriendo como parte de nuestra folclórica diplomacia, a la hondureña.

“LadipLomac­iano debedejars­een manosdeLai­mprovisaci­ón, nide Lasprebend­asni Laincapaci­dad”

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