Plaza de la Cultura
Un espacio con una intensa, fructífera y larga trayectoria en el campo educativo donde generaciones de jóvenes sampedranos siguen agradeciendo a insignes maestros y recuerdan con nostalgia aquellos años de juventud, ha resistido a la muerte, hasta con larga agonía, y con más fuerza y coraje se presenta como futura fuente o torrente de cultura de la mano de un grupo de personas y empresas a quienes duele la carencia de un espacio público donde el arte no sólo se aprecie, sino que su espíritu invada a las personas y a la sociedad, donde la lectura arraigue y se convierta en hábito para la asimilación y esclarecimiento de ideas y, sobre todo, donde se vayan formando los jóvenes hondureños, más maleables, con espíritu de superación y creatividad artística. El ensayista y novelista francés Andre Maurois nos legó una clara y profunda definición de cultura: “Aquello que queda después de haber olvidado lo aprendido”. La conducta, el comportamiento individual y social, la proyección en cada una de las acciones son reflejo de lo que se lleva dentro, herencia del grupo social en el que la persona se ha criado. Amar la música, ambicionar la lectura, asistir al teatro, participar en las muestras pictóricas es evidencia del alto grado educativo y cultural de la sociedad y fortalece valores más allá del arte por la vía de la moral y la ética del buen ciudadano. El sueño, mejor la ilusión, la emprendió en 2010 el Club Rotario San Pedro Sula, cuya directiva ha integrado a empresas e instituciones de la ciudad, como socios aportantes, para hacer realidad lo que se halla en los planos con identificación de biblioteca, teatro, escuela de arte, galería para exposiciones, área verde, estacionamiento, todo ello en el centro de la ciudad. Volverá el futuro prometedor al “ágora” moderna donde el colegio José Trinidad Reyes desde mediados del siglo pasado formó a generaciones de sampedranos. La directora ejecutiva de LA PRENSA, María Antonia de Fuentes, en representación del Grupo OPSA, socio fundador aportante, resaltó la importancia y necesidad de esta obra emblemática, “orgullo de la ciudad”, cuya realización está garantizada en manos de los rotarios. El paso dado sobrepasa intenciones, pues ha quedado integrada la Fundación Plaza de la Cultura con la firma de protocolo para iniciar el trámite de la personería jurídica que abrirá plenamente las puertas a los trabajos para hacer realidad plena el anhelo de los sampedranos: el rescate de un valioso, céntrico y amado espacio para la cultura donde las generaciones del ayer y las de hoy se den la mano en una ruta más prometedora para nuestra Honduras.