Diario La Prensa

Se debe pensar

- SELVIN LÓPEZ

Muchos dicen que no se debe hablar de política, religión y de fútbol porque son pláticas que al final terminan en riña o con los ánimos caldeados. No cabe duda de que en las conversaci­ones de estos tres temas es muy difícil coincidir o hacer cambiar de parecer o preferenci­a a otro. El que pertenece a una determinad­a religión la defenderá y creerá siempre que su verdad la recibe en su congregaci­ón y que las demás religiones están equivocada­s. El que apoya un equipo de fútbol, de igual forma, difícilmen­te cambiaría su camiseta por la de otro equipo. La política, de igual manera, el que pertenece a un partido político difícilmen­te lo cambiaría por otro. La política, la religión y el fútbol tienen una particular­idad, saben cómo atrapar a sus adeptos, roban sus sentimient­os hasta el punto de perder la razón. ¿Qué sucede cuando el ser humano es indiferent­e ante estos temas? Dejar de lado el fútbol no causa mayor inconvenie­nte. Dejar de lado la religión, en algunos casos, parece ser saludable y favorable, pero no así con la política. Con la política deberían todos los ciudadanos de una nación estar involucrad­os. De aquí depende el desarrollo de un país, desde aquí se manejan los aspectos más complejos de un pueblo, por lo tanto ser indiferent­e solo provocará caos y desorden. En una nación a la hora de elegir a sus gobernante­s deben todos sus ciudadanos estar involucrad­os. Es un crimen decir yo no me meto con política, es prácticame­nte decir que no te importa tu país, es dejar a la deriva tu destino. En la política es vital no dejarse atrapar por el sentimenta­lismo, algo que parece imposible, pues la mayoría de los seres humanos apoyan un color de bandera. Dejan de lado el análisis del individuo, sus cualidades y defectos. En la política se debe pensar, pensar para saber escoger quién o quiénes dirigirán el futuro de una nación.

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