Diario La Prensa

Protagonis­mo

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A menos de dos semanas para las elecciones, el Tribunal Supremo Electoral desarrolla su protagonis­mo con mayor visibilida­d, como debe ser, mientras que el mensaje implícito para los candidatos, dirigentes políticos y activistas es más que comprensib­le, “zapatero a tus zapatos. Si cada quien asume su responsabi­lidad, no significa sometimien­to silencioso, el final de la campaña, ya cercano, será un éxito como todos los hondureños deseamos para vivir, no sobrevivir, en paz, en convivenci­a civilizada con derechos y deberes. El tema de los custodios y observador­es ha sido aclarado tanto por los magistrado­s del TSE como por las personas que “echarán ojo” durante la votación y el escrutinio. Su presencia no avala la votación, ese es trabajo de todos los electores, cuya participac­ión masiva el último domingo de noviembre será la mejor respuesta a las aves de mal agüero que, a cada paso que se da, ven un precipicio o abismo hacia el que vamos en carrera. El miedo, en mayor o menor medida, ha jugado un papel relevante en los comicios, por lo que no es extraño que se siga apelando a este sentimient­o que, si no desaparece, debiera estar relegado en un rincón por los planes de gobierno, por la visión de país de cada uno de los aspirantes. Para motivación del personal y como “aceitando” el equipo, el domingo se realizó un simulacro de transmisió­n con resultados favorables, pero con detección de fallas que en los días que faltan habrá de corregirse. Sin embargo, a juzgar por los resultados de la evaluación de la jornada las deficienci­as se centraron en la ausencia de personas, el flujo de informació­n desde el centro de votación hacia el servidor central en Tegucigalp­a se realizó con normalidad y rapidez, lo cual debe mejorarse, pues los atrasos son fuentes de suspicacia­s y leña para el fuego de quienes también son expertos pescadores en aguas revueltas. El uso de tecnología y sus programas abren inmensas posibilida­des, ante las cuales la transparen­cia y la vigilancia en cada una de sus etapas son imprescind­ibles, pero, al final, ni las máquinas ni sus procesos programado­s tienen la última palabra ni la responsabi­lidad, sino las personas en el centro de recepción y en cada una de las mesas, origen de la informació­n, con las actas finales de votación respaldada­s por los delegados de los partidos que firman el documento oficial. Claro que hay dudas, tantas mandrakada­s, una y otra vez, de todos los colores, que empujan a pensar “una vez más”. Pero con todo y eso, los hondureños tenemos la cita de los próximos cuatro años el último domingo de este mes.

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