Nuevo flagelo acecha a los jóvenes
eLescUDopARA DeteneRLoDeben foRmARLoeLestADo, LAsocIeDADyLos pADResDefAmILIA
El surgimiento de un tipo de marihuana “gourmet” que trae más trastornados a jóvenes adictos a los alucinógenos, llamada crispy, ha sido tomado con indiferencia y hasta con cierta hilaridad por un gran sector de la población que ve el problema de la drogadicción como un entretenimiento más de la muchachada. Antes de que la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (Fusina) incautara cerca de 17 mil libras de este tipo de droga en Olancho, ya sonaba en las emisoras una melodía incitando a los jóvenes al consumo de la crispy o krippy sin que la mayoría de los adultos advirtiera de qué se trataba. Como el café de excelencia, la droga se da en las montañas más altas de donde es transportada a las zonas urbanas para ser combinada con otras drogas como la cocaína, y luego vendida como un producto de alta calidad. Para hacerla más agradable al consumidor le mezclan sabores como fresa, vainilla, limón y chocolate. Pero detrás de todo el glamur que sus productores tratan de imprimirle a la yerba, está al acecho un funesto efecto que puede conducir a sus consumidores a la locura, incluso a la muerte. Es así como a los hospitales psiquiátricos del Estado llegan todas las semanas personas con trastornos mentales a causa de la marihuana, mientras que en muchas escenas de crímenes ocurridos en centros de diversión, la Policía ha encontrado bolsitas conteniendo Krippy, antes que trascendiera su alto consumo. Su elevado contenido de tetrahidrocannabinol se debe a que el crispy es tratado con químicos muy fuertes, lo cual lo hace una droga más adictiva que la marihuana regular, dicen los expertos. Además, contiene un alto grado psicoactivo y alucinógeno sobre el consumidor, y esto le da un acceso directo sobre el sistema nervioso central ocasionando cambios en sus funciones. Para evitar que el consumo de la droga se agudice, no basta con que la Policía incaute y destruya grandes plantaciones de la yerba, sino que el Estado desarrolle programas de prevención en los centros educativos, pero sobre todo, que los padres mantengan una mejor comunicación con sus hijos para conocer sus problemas de conducta. Ante el arribo del flagelo social, los especialistas advierten a los ciudadanos que si su hijo, hija o familiar consume esta droga, debe ingresarlo a un tratamiento de inmediato, porque entre más tiempo espere, peor se puede tornar la situación. Sin embargo, el razonamiento lógico indica que lo mejor es prevenir para que el muchacho no caiga en el tobogán que puede llevarlo a su destrucción.