Protesta en Hollywood
desata debate sobre acoso y seducción
Decenas de artistas francesas protestaron contra el “puritanismo” sexual del movimiento #MeToo en EUA y reabrieron un polémico debate en el mundo
L a delgada línea que divide la seducción del acoso sexual está en boca de todos en Francia después de que un grupo de feministas respondiera a un centenar de famosas que defendieron públicamente “la libertad de los hombres a importunar” y tacharan de “puritana” la campaña contra el acoso sexual generada en EUA. La polémica se inició la semana pasada cuando un colectivo formado por un centenar de artistas e intelectuales francesas firmaran un manifiesto en contra de lo que consideran “puritanismo” sexual tras la protesta de unas 300 actrices de Hollywood que vistieron de negro en los Globos de Oro reclamando un alto al acoso sexual.
“La violación es un delito. Pero la seducción insistente o torpe no es un delito, ni la galantería una agresión machista”, escribió un centenar de intérpretes, entre ellas la reconocida actriz Catherine Deneuve, escritoras, investigadoras y periodistas.
Aseguraron defender “una libertad de importunar, indispensable a la libertad sexual” y denunciaron un regreso del “puritanismo”, surgido según ellas tras la ola de acusaciones contra el productor estadounidense Harvey Weinstein.
A raíz de ese escándalo nacieron campañas como #Metoo y #Balancetonporc (“Delata a tu cerdo”, en francés), en las que decenas de miles de mujeres denunciaron haber sido víctimas de acoso o agresión sexual.
Sin embargo, para este colectivo, “esta fiebre de enviar a los ‘cerdos’ al matadero, lejos de ayudar a las mujeres a ser autónomas, sirve en realidad a los intereses de los enemigos de la libertad sexual, a los extremistas religiosos, a los peores reaccionarios”.
Dicen no sentirse representadas por estos movimientos, que en su opinión están equiparando a agresores sexuales con hombres “cuyo único error fue haber tocado una rodilla, tratado de robar un beso”, o “enviar mensajes con connotación sexual a una mujeres por las que sienten atracción”.
El texto, publicado en el diario Le Monde, destaca que “lo que comenzó como una liberación de las mujeres para que alzaran su voz se ha convertido en lo contrario, se intimida a la gente para que hable ‘correctamente’, se acalla a quienes no coinciden y aquellas mujeres que se niegan de doblegarse son vistas como cómplices o traidoras”, agrega la carta.
“Como mujeres no nos reconocemos en este feminismo, que más allá de denunciar el abuso del poder se transforma en odio a los hombres y a la sexualidad.
Rechazo. El manifiesto fue rechazado por las militantes feministas, quienes indignadas no tardaron en replicar afirmando que esa campaña se ha propagado una “fiebre para enviar a los ‘cerdos’ al matadero”.
Para Caroline De Haas ( una de las cabezas más visibles del movimiento feminista en Francia) y otra treintena de activistas, estas declaraciones “desprecian” a las víctimas y sus autoras “ponen en el mismo saco” la seducción, “basada en el respeto y en el placer”, con la violencia, dos cosas de distinta naturaleza.
“Entre el ligue y el acoso -argumentan- no hay una diferencia de grado, sino de naturaleza. La violencia no es una seducción aumentada”.
Además, para las feministas, Deneuve y su grupo son “reincidentes” en la defensa de “pederastas” y en la “apología de la violación” y, “una vez más”, utilizan su vi- sibilidad mediática para “banalizar la violencia sexual”.
Al debate entre las firmantes de los dos artículos se han sumado voces como la de la exministra para los Derechos de las Mujeres, la socialista Laurence Rossignol, para quien defender la “libertad de los hombres de importunar” es “una bofetada a todas las mujeres que denuncian la realidad sobre la depredación sexual”.
En una línea similar, la actual secretaria de Estado de la Igualdad entre Hombres y Mujeres, Mar- lène Schiappa, advirtió que el discurso de las famosas es “peligroso”, entre otras cosas, porque mina los esfuerzos para que las jóvenes entiendan que cuando “un hombre frota sus genitales contra ellas en el metro, es una agresión” y que “no tienen que sentir vergüenza ni sentirse culpables”.
En octubre, la secretaria de Estado había anunciado que prepara una ley para penalizar el acoso sexual de las mujeres en la calle, con penas de hasta tres años de cárcel y 75,000 euros (89,000 dólares) de multa.
Entonces señaló que “intuitivamente” se sabe cuándo se están pasando los límites de lo permisible: “Soltar un piropo o silbar no es acoso, pero que seguir a una mujer por la calle con insistencia sí lo es, en una forma de intimidación”.
El Instituto Nacional de Estudios Demográficos (Ined) indicó que cada año 600,000 mujeres en Francia son víctimas de violencia sexual. AFP y EFE.