Diario La Prensa

LOS 13 HIJOS EN LA CASA DEL TERROR ERAN SOMETIDOS A CRUELES CASTIGOS

Los esposos Turpin solo permitían que sus hijos se bañaran una vez al año Los castigos consistían en palizas y estrangula­mientos

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RIVERSIDE. Vivían de noche y dormían de día, por eso nadie los vio durante años. Los niños no comían, no veían la luz del sol, no sabían lo que era un agente de policía o una medicina. Llevaban dos años planeando la huida. Finalmente, una niña de 17 años reunió el valor suficiente para salir por una ventana de su casa, llamar a la policía y sacar a la luz uno de los casos más espantosos de abuso infantil que ha visto EUA. Ayer se conocieron los primeros detalles de la casa de los horrores de Perris, California, donde la policía encontró a 13 hermanos, de entre dos y 29 años, desnutrido­s y maloliente­s secuestrad­os por sus propios padres. La rueda de prensa del fiscal del distrito de Riverside, Mike Hestrin, para explicar los cargos contra David Turpin (57) y su esposa Louise (49) reveló el infierno que se ocultaba en la vivienda de clase media a 120 kilómetros al Este de Los Ángeles y que fue descubiert­o por la policía a las 7:00 am del domingo pasado. La familia entera se acosta- ba sobre las 5:00 o las 6:00 am, explicó el fiscal. Dormían todo el día y estaban despiertos toda la noche. La casa apestaba. A los niños solo se les permitía bañarse una vez al año. Si se lavaban las manos por encima de las muñecas, los padres los castigaban por malgastar el agua. Esos castigos incluían palizas y estrangula­mientos, pero sobre todo consistían en ser atados a los muebles. Al principio, los ataban con cuerdas. Después de que uno se escapara, empezaron a usar cadenas y candados. Esos castigos “duraban semanas o meses”. El domingo por la mañana, tres de los niños estaban encadenado­s cuando la policía acudió al domicilio de los Turpin. Dos de ellos, de 11 y 14 años, fueron desatados antes de que los agentes entraran en la casa. Una joven de 22 años seguía encadenada. “Por las pruebas encontrada­s en la casa, no se les permitía ir al baño” cuando estaban castigados. La única actividad que parecían tener permitida era escribir en diarios. Hay cientos de diarios, asegura el fiscal, considerad­os fundamenta­les para la investigac­ión. “Es un comportami­ento depravado... Como fiscal, hay casos que te afectan y te atormentan. A veces ves pura depravació­n humana. Eso es lo que estamos viendo aquí”, resumió el fiscal Hestrin. La pareja fue acusada ayer de tortura y abuso infantil contra sus 13 hijos y encaran una pena que podría llevarlos a pasar el resto de su vida en prisión. Fueron imputados con 12 cargos de tortura, 12 de confinamie­nto, seis de abuso infantil y otros seis de abuso de adulto dependient­e, informó Hestrin. El padre fue también acusado de actos lascivos por la fuerza o a través del miedo contra una de sus hija, de 14 años. Ambos encaran una pena de entre 94 años de prisión y cadena perpetua.

David Turpin tenía trabajo, aunque el fiscal no precisó cuál. Según informó The New York Times, trabajaba como contratist­a de empresas de defensa e ingresaba $140,000 al año. Tenían cuatro autos.

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Afp AUDIENCIA. David Turpin ayer en la corte de Riverside, donde se le imputaron los cargos.
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CONTRASTE. En la red social Facebook los padres de los 13 niños y jóvenes publicaban viajes que los mostraban como una familia normal y feliz. Viajaban en autos de lujo.

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