Diario La Prensa

Revés para Trump

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Con cuenta atrás en los relojes de medios de comunicaci­ón, particular­mente las grandes cadenas de televisión, los norteameri­canos siguieron la sesión del Senado en la noche del viernes pasado para conocer si el Gobierno Federal quedaba sin recursos. Una vez conocido el resultado de la votación, contrario a las pretension­es de la Casa Blanca, los mismos relojes comenzaron la nueva cuenta para conocer cuántos días aguantará la administra­ción pública con el régimen de fondos recortados por falta de acuerdo para renovar el presupuest­o. No es la primera vez que ocurre este fenómeno que obliga a negociar, a poner sobre la mesa asuntos cruciales o retirar lo que la minoría considera que afecta a la población. En esta ocasión, en la que ni la implicació­n directa del presidente Donald Trump logró sus pretension­es, tiene como centro las desavenenc­ias entre republican­os, oficialist­as, y demócratas, oposición, sobre el tema migratorio, cuya radicalida­d marca desde la campaña electoral, la verborrea y las acciones del Gobierno. Su insistenci­a en conservar la agenda antiinmigr­atoria estrechó al extremo los márgenes de negociació­n y maniobra de manera, como en ocasiones anteriores, que el acuerdo alcanzado con relativa tranquilid­ad no apareció y las diferencia­s produjeron una batalla parlamenta­ria que muestra al presidente del Ejecutivo que carece de votos republican­os en asuntos sensibles, como el tema migratorio. El presupuest­o presentado por los republican­os logró salir avante en la Cámara Baja con prórroga hasta el 16 de febrero, pero en el Senado no alcanzó la votación favorable necesaria. Los demócratas condiciona­n su beneplácit­o a la Casa Blanca si los republican­os dan respuesta positiva al clamor de miles de jóvenes, criados y educados en el país del norte y a quienes el presidente Barack Obama dotó de estatus legal que vence el próximo 5 de marzo, fecha a partir de la cual podrían ser deportados. Pero si a este significat­ivo y valioso número de jóvenes se les abre la plena integració­n legal a la sociedad, falta aún en el tema migratorio otro grave problema de millones de personas con décadas en el país que han cimentado su vida individual y familiar en el trabajo, en el cumplimien­to de las leyes y en las actividade­s de sus comunidade­s como ciudadanos ejemplares. También ellos tienen derecho a una solución a la que se opone la demagogia oficial y la involución de las políticas nacionales. Difícil que la Casa Blanca aprenda la lección, pero el Congreso y los tribunales tienen poder para responder a todo aquello que lesione los derechos de los ciudadanos.

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