Educación, fuente de abundancia
Gracias a Dios, el hombre es también un ser inteligente, capaz de encontrar múltiples alternativas. El ingenio, incrementado especialmente en momentos de mayor necesidad, casi siempre nos hace capaces de salvar nuestra vida y la de los otros. Es evidente la limitación de los recursos materiales mencionada por el ecologista Hardin. También la importancia de cuidarlos. Esta realidad, lejos de llevarnos al egoísmo excluyente, nos revela otra concepción equivocada del hombre presente en muchos planteamientos utópicos. Somos seres inteligentes. Los bienes materiales son limitados, pero nuestra inteligencia y creatividad los multiplican siempre. La educación es capaz de transformar a los pobres y personas en desventaja. Gracias a la educación, una familia pobre puede crear abundancia donde los materialistas solamente ven limitaciones y egoísmo. En relación con los recursos limitados y el exceso de la población, hace años, Julian Simon, profesor de Business Administration en la Universidad de Maryland escribió: «irónicamente, cuando empecé mis estudios sobre la población, asumí que la argumentación admitida era válida. Me propuse ayudar al mundo a contener su «explosión» demográfica (…). Pero mis estudios y mis investigaciones me crearon gran confusión. Aunque la teoría económica en uso sobre la población (…) afirmaba que un elevado crecimiento de esta implicaba una disminución en el nivel de vida, los datos empíricos disponibles no apoyaban esa teoría. Mi libro de 1977 (…) llegaba a una teoría que daba a entender que el crecimiento de la población tiene efectos positivos a largo plazo para la economía, aunque tiene costes a corto plazo» En su libro The Ultimate Resource II, Simon llega a una conclusión controvertida en apariencia; una población que crece lentamente es beneficiosa para el crecimiento de la economía. Una disminución del crecimiento de la población no incrementa la riqueza sino que la reduce.