Nuestra casa
Quedó abierto, el sábado, un capítulo novedoso en la historia del país, puesto que por primera vez un presidente asume para un segundo período de cuatro años, lo cual, a pesar de lo controvertido y polémico, implica una gran novedad, ya que las proyecciones, iniciativas y planes de la primera etapa pueden y deben fortalecerse en los próximos cuatro años, pues los desafíos son de tal magnitud que debieran asumir no como tarea de Gobierno, sino como responsabilidad de Estado, y así quedaría eliminada la visión miope y hasta narcisista de quien llega, llega con todo lo suyo y olvida lo anterior. En el período constitucional hay un asunto sumamente urgente del que se viene hablando y presentando propuestas en estas últimas semanas. El presidente Juan Orlando Hernández, en el discurso en el Estadio Nacional, se refirió como un compromiso u obligación desde la alta investidura. “Me comprometo a desarrollar un proceso de reconciliación entre todos los hondureños”. Lo que anhela, pese a los grandes obstáculos, el pueblo, cuyos deseos de paz, conviviencia y trabajo, se han hecho evidente en el tránsito de las elecciones a la toma de posesión. “Estoy consciente de que existen diferencias políticas, claro que las reconocemos, pero tenemos que sentarnos a dialogar ... a nadie le pediré que abandone su convicción, ni sus ideas, ni sus sueños, todos tenemos derecho a nuestra propia opinión, pero siempre respetando los derechos de los demás”, puntualizó el mandatario, quien resaltó que no es justo dañar la imagen de Honduras por las diferencias. Abordó el mandatario el polémico tema de la reelección: “Debemos poner límites a la relección presidencial”. Hay también muchas otras tareas, reformas que el Poder Legislativo ha de debatir, pues si en el fin del cuatrienio hay un ambiente similar al recién terminado quizá se escuchen las trompetas apocalípticas, como dicen los agoreros. Habrá que seguir haciendo... seguridad, salud, educación, vivienda y empleo como firmes columnas del progreso de Honduras, mejoramiento de la calidad de vida y superación de los índices económicos. “Juntos, sin distinción de colores políticos, sin distinción de religión, diferencias de clases sociales ni de raza, construyamos la Honduras que todos; esto solo es posible cion la participación de cada uno de nosotros, porque esta es nuestra casa; solo nosotros podemos cuidarla, amarla, respetarla y honrarla; ese es el deber de todos y cada uno de los que nos llamamos verdaderos hondureños”.