Información y diálogo
En la universidad enseñan tanto en Periodismo como en Letras que hay diferencias, aunque también similitudes, entre información, comunicación y diálogo. La primera en línea recta, de quien habla a quien escucha y punto final. La comunicación es un círculo, “poner en común”, dices, digo, mientras que el diálogo, escuchar, no solo oír, como un proceso de activa participación de todos los que intervienen en él. Por eso, dada su importancia, se destaca la situación de “diálogo de sordos” como aberración, puesto que al hablar hay obstáculos, sobre todo, mentales, que impiden escuchar para seguir el diálogo o la conversación, palabras provenientes del griego y del latín. Muchos se dice entre nosotros de la necesidad del diálogo. Los sectores sociales claman por él, pues no debiera quedar Honduras amarrada a una crisis política. El Gobierno también proclama la necesidad de hablar, dialogar, aunque su invitación es interpretada según la posición de cada quien. Su petición ha llegado hasta las Naciones Unidas a la que se pide que “debe considerar la importancia de contar con personas de amplia experiencia y objetividad, claves para el éxito del diálogo”. La oposición, que no absorbe aún los “hechos consumados”, también ha puesto la mirada en el exterior después de señalar a personalidades nacionales que pudieran guiar el diálogo, pero bien sabemos que lo objetivo e imparcial para unos levantará sospechas para otros. Por ello habrá que cumplir aquello de “despacio que llevo prisa” para que no haya fiasco y se agrave más la situación. En conclusión, según mi intender, lo primero, antes incluso de la instalación de la estancia del diálogo, hay que limpiar de telarañas las cabezas para aprender a escuchar, tolerar y valorar, cada uno desde su punto de vista, pero siempre con respeto a las personas y sin ambiciones mesiánicas ni soluciones infalibles, pues nadie es dueño de la verdad, sino solamente de su verdad.
LEOPOLDO MEMBREÑO V.