Un paso hacia la transparencia
Aunque tardíamente, la propuesta de reformas a la Ley de Secretos, enviada el 18 de enero al Congreso Nacional por el Poder Ejecutivo, viene a contribuir al fortalecimiento del Estado de derecho y a satisfacer una demanda popular y un anhelo ciudadano en materia de transparencia. “Es un respiro frente al monumental muro que contenía la ley original”, opinó el jurista Raúl Pineda Alvarado. La propuesta reduce de 25 a 10 años el nivel de reserva o confidencialidad de documentos o información relacionada con la seguridad nacional y modifica las categorías de reserva a información clasificada en los ámbitos: militar, seguridad interna, inte- ligencia y relaciones internacionales. Tal como estaba planteada la ley se prestaba a la opacidad y al encubrimiento de una enorme cantidad de actos que pudieran ser tipificados de corrupción en el manejo de fondos públicos. En los últimos seis años, diversos sectores de la sociedad han venido exigiendo cuentas claras al Gobierno en relación al destino que le ha dado a la tasa de seguridad poblacional que desde 2012 a la fecha ha recaudado más de 16,000 millones de lempiras. Bajo el paraguas o el blindaje que daba la Ley de Secretos, no era posible conocer el destino específico de ese dinero del tazón; sin embargo, la reforma abre la posibilidad de que la ciudadanía pueda conocer en detalle cómo se ha gastado esa enorme masa de recursos que han salido de los escuálidos bolsillos de los hondureños. Según los expertos, la reforma vuelve más permeable el acceso de los ciudadanos a temas que tiene que ver con la administración pública y el manejo de fondos. Sin duda un avance, pero la reforma también debe eliminar aquellos artículos que blindan la información de más de una docena de instituciones que no tienen nada que ver con la seguridad nacional y varios apartados que ponen en precario la libertad de expresión y el periodismo de investigación.
"la reforma a la ley de secretos satisface una demanda ciudadana"