Nada que ocultar
Cuanto menos secretos más transparencia es el principio aplicable en todos los estratos de la vida, personal, de grupo e institucional, de tal manera que el individuo, el líder y el funcionario levanten la frente y proclamen a viva voz “no tengo nada que ocultar” y, sobre todo, que así sea, pues hay quien pone cara de angelito y después comienzan a salir las cosas. Señalamos lo anterior, puesto que la reforma a la Ley de Secretos ha emprendido la ruta con la iniciativa presentada hace unos días en el Congreso Nacional. La socialización y el debate en el hemiciclo deben dar su fruto para que el instrumento jurídico dé respuesta a las necesidades nacionales de seguridad, pero también al derecho de los ciudadanos al conocimiento de la información pública. Ahí donde se debe tejer muy finamente, pues el cierre innecesario de puertas conduce a la desconfianza de un lado y al riesgo de abuso, también de corrupción, en el otro, de manera que la transparencia en las actuaciones de todos los que reciben recursos del presupuesto nacional, funcionarios, diputados, organizaciones no gubernamentales y demás queden reflejadas en un detallado rendimiento de cuentas por los recursos del Estado utilizados. Hacia ese rendimiento de cuentas deben enfocarse oportunamente los organismos controladores del Estado para exigir su mayor rendimiento y transparencia en el informe. En cuanto a la reforma de la Ley de Secretos trascendió que se busca nuevas clasificaciones, grados o niveles de secretividad según sea el asunto a proteger. Las cuatro nuevas categorías, con período de reserva de 10 años, se hallan en las áreas de ámbito militar, seguridad interna, inteligencia y relaciones internacionales. Lo cual no quiere decir que escapen de los entes contralores, cuyos funcionarios habrán de recabar la información por el canal apropiado y “aplicar medidas de custodia de esos materiales”. Todos los países tienen esos espacios para los secretos, pero precisamente por ser tan sensibles en la vida nacional y en las relaciones con otros países requiere de funcionarios con alto nivel de responsabilidad y honestidad para su tratamiento, de manera que no den pie a intereses o caprichos muy particulares. Inició el nuevo período gubernamental que habrá de mejorar lo logrado en los cuatro años anteriores. En 2014 el Gobierno suscribió un convenio con Transparencia Internacional, combate a la corrupción y fortalecimiento de sistemas de integridad. Secretos, los menos y necesarios; transparencia y nitidez para que todo lo demás esté a la vista.